CAPÍTULO 62 - Favourite Crime

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Mis manos tiemblan sobre mis piernas, incapaz de controlar el movimiento que hacen por las ansias y los nervios que siento. Alterno mi vista entre el exterior y las palmas de estas, pensativa, dudosa y tratando de idear algún plan que pueda resultar victorioso. ¿A quién se le ocurre irrumpir en la propiedad de un psicópata demente sin un plan o idea de lo que va a hacer cuando llegue allí?

Pero ¿qué se supone que debería decirle si lo encuentro de frente o si, de hecho, está en el recinto en el preciso instante en el que irrumpo en este? "Hola, perdona por molestar, soy Alison, aunque supongo que lo sabes porque llevas amargándome la puta vida desde hace un par de meses. ¿Te parece bien si charlamos un rato y me cuentas qué coño se te pasó por la cabeza o prefieres que pasemos directamente al momento en el que te rompo la cabeza?"

Creo que esa es una buena idea, la veo factible.

Suspiro, levantando la vista para fijarla en un punto a través de la ventana. Casas, coches y edificios no demasiado altos aparecen por el otro lado, indicando que ya estamos en la ciudad de Pasadena. Además, por el tiempo que llevamos de trayecto, dudo que quede mucho más de un par de minutos para llegar a mi destino. Y efectivamente, solo un par de minutos más tarde, el taxi se estaciona frente a un edificio bastante antiguo.

Miro con el ceño fruncido hacia la construcción, acercándome a la ventana del vehículo para poder ver con claridad el exterior. Se trata de un edificio de no demasiada altura, con una fachada que supongo que era de un color blanquecino hace un tiempo aunque ahora, con el paso del tiempo y el pésimo estado de limpieza en el que se encuentra, posee una capa de tierra marrón cubriendo su exterior. Pese a sus pésimas circunstancias, no parece estar abandonado, sino muy mal cuidado; el dueño de esta propiedad no debe pasar aquí demasiado tiempo.

Posee además un letrero con letras azules y blancas en la parte superior de la fachada en la que se puede leer el nombre de la empresa o tienda que supongo que ocupaba este local hace un tiempo.

- ¿Está seguro de que es aquí? - cuestiono insegura y atemorizada, enseñándole la dirección de nuevo al conductor.

- Sí, señorita, es el sitio exacto.

Asiento con la cabeza varias veces, más para asegurarme a mí misma que es aquí donde debo entrar que para otra cosa, y tras pagarle al taxista, salgo del vehículo para pararme frente al siniestro edificio. Pienso en irme y volver cuando esté Tyler conmigo, seguramente sea lo más sensato, pero pese a que lo único que quieran hacer mis piernas sea eso, decido mantenerme en mi lugar. Estática. Porque tampoco consigo moverme hacia su interior.

Este lugar me da muy mala espina, demasiada. Una sensación extraña recorre mi cuerpo, algo dentro de mí grita que escape lo antes posible, pero nunca conseguiré averiguar la verdad si consigo que el miedo me venza.

Tras tragar grueso, doy un paso firme al frente, acercándome a la puerta principal de la construcción mientras acerco un brazo tembloroso a esta. No obstante, el pestillo no cede ante mi fuerza; suponía que estaría cerrada, pero prefería intentarlo de todas formas. Acerco mi cara y mis manos a la puerta de cristal para tratar de observar el interior de la tienda, pero no logro ver nada de lo que se encuentra en el interior.

Viendo el lado positivo, no parece haber nadie en la tienda y no hay ningún coche aparcado frente al local, por lo que lo más probable es que el asesino no se encuentre en su interior ahora mismo. Debo aprovechar este momento y adentrarme en el lugar lo antes posible para reunir todas las pruebas que pueda antes de que decida pasarse por aquí y pillarme con las manos en la masa.

Sin más demora, rodeo el edificio y decido buscar alguna puerta trasera o alguna ventana mal cerrada por la que pueda colarme para entrar al lugar de la forma más sigilosa posible. Sin embargo, cuando doy la vuelta, me doy cuenta de que una verja de metal se atraviesa en mi camino, impidiéndome pasar al otro lado; ya decía yo que no podía ser tan sencillo. La valla tiene una buena altura, pero estando ya aquí, no puedo echarme hacia atrás. Ato mi cabello en una cola alta y me remango un poco los pantalones, disponiéndome a escalar y pasar el obstáculo.

5 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora