Corazón roto.

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La noticia dada al actual club de niñeras cayó de sorpresa para la mayoría. Los gemelos sonrieron deseándoles a sus amigos lo mejor, Midori asintió satisfecha y orgullosa de tener sospechas desde un principio. Sin embargo, su expresión cambió al recordar a Kirin, miró a su amiga, quien mantenía la cabeza gacha y los puños apretados.

Aprovechando la charla de los demás, fue hasta su amiga con la mayor discreción posible, tocó su hombro con calma.

—¿Quieres hablar? —preguntó de manera suave, dándole una sonrisa comprensiva.

—Sí... —Midori apenas pudo escucharla. Asintió aún sabiendo que no la vería, dio media vuelta junto a Kirin.

—¡Iremos al baño! —exclamó con su habitual buen humor, abrió la puerta dejando pasar primero a su amiga de coletas asegurándose de que ninguno de sus amigos notara su repentino cambio de humor —¡venimos en un momento! —sin más salió de manera rápida.

Kazuma miro la salida por unos cuantos segundos. Analizo de manera rápida el comportamiento de sus dos amigas frunciendo ligeramente el ceño ante su conclusión.

—Kazuma —llamó Taka un poco molesto, el mencionado lo miró, volviendo a su nerviosismo habitual.

—¿Sí?

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Midori dejó pasar primero a la mayor, dio una rápida revisión en el baño y cerró la puerta con pestillo después de asegurarse que nadie aparte de ellas estuviera en ese lugar.

Insegura de cómo consolar a la siempre vigorosa y alegre Kirin, se acercó a ella con cautela. Al estar a unos centímetros de distancia, comenzó a levantar el brazo con lentitud, captando la atención de Kirin y esperando cualquier señal para que se detuviera, al no encontrarla, rodeo a la adolescente más alta en un abrazo reconfortante.

—Kirin —empezó de manera dulce. Su amiga aún mantenía los puños apretados —puedes desahogarte, yo no...

Antes de continuar los sollozos de la mayor la callaron, suspiró estrechando el abrazo.

—Lo siento mucho.

Espero paciente a que su amiga descargara toda su frustración antes de hablar. Los sollozos cesaron después de unos minutos, aún en la misma posición la de coletas decidió hablar.

—¿Sabes? —empezó dando un respiro —pensé en tener una oportunidad... No negare que me duele —se aclaró la garganta —a pesar de ser un completo idiota es una persona muy amable y se preocupa por todos nosotros...

—Lo sé —respondió acariciando el cabello negro de su amiga —le dio una paliza a Aoyama-san después de empujarte e insultarte, Kirin.

La nombrada soltó una carcajada amarga.

—Supongo que siempre estuvo delante de mí, sólo no quería verlo — concluyó —pero está bien —sonrió —está bien mientras ellos lo estén.

Midori no dijo nada, simplemente trato de transmitirle todo el apoyo que pudiera, siendo paciente y estando siempre que podía a lado no sólo de su mejor amiga, si no de cualquiera de ellos.


———————

Al día siguiente las cosas fueron normales (o al menos lo más normal para alguien con el corazón roto) para la pequeña Kirin. Ambos padres parecieron notar el cambio sutil en el actuar de su hija.

Las miradas preocupadas no se hicieron esperar y aunque querían darle tiempo a Kirin para hablar cuando estuviera lista, el silencio sofocante les impidió esperar más tiempo.

—¿Kirin, te ha ocurrido algo?

La adolescente los miro por unos segundos, dio otro bocado a su desayuno antes de negar con la cabeza. Se levantó de su lugar de manera rápida.

—Lo siento, hoy me toca limpiar los borradores —mintió de manera nata. No por nada era la estrella del club de teatro.

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Usando todos sus dotes de actriz sonrió de manera radiante, abrió la puerta y entró encontrándose únicamente con la mirada seria de Kotarou.

—¿Dónde están los demás? —pregunto extrañada de no ver a ninguno de sus otros amigos y compañeros de club, sin mencionar a los niños.

—Fueron a dar un paseo con los niños —respondió reduciendo el espacio entre ellos a unos centímetros. La expresión de Kotarou cambió a una de tristeza. Kirin se alarmó ante ese gesto.

—¿Estás bien? ¿Te puedo ayudar en algo?

—Lo siento mucho, Kirin —la cortó de pronto, la adolescente extrañada arrugó el entrecejo.

—¿Por qué te disculpas?

—Te aprecio mucho y no me gusta verte triste, pero no estoy dispuesto a dejar a Taka. Él es mi persona especial, de eso estoy seguro y espero que tú encuentres pronto a la tuya.

Al finalizar el ambiente se volvió incómodo, Kirin no sabía donde mirar, jugó con sus dedos dándole una sonrisa sincera a su amigo.

—No tienes que disculparte.

Abrazo al menor de los Kashima.

—Está bien —le dijo mientras Kotarou correspondía a su abrazo —cuidalo mucho, es demasiado idiota — escucho la pequeña risa de Kashima.

—Lo haré.

Desde su escondite, el adolescente sonrió feliz, retirándose al finalizar el abrazo de sus amigos. Ni Kotarou, ni Kirin se dieron cuenta del espectador detrás de la puerta.

El espectador que tal vez, le había dado indicios demasiado obvios a Kotarou sobre los sentimientos unilaterales de Kirin por Taka, espectador que tal vez había sugerido salir con los niños a dar un paseo antes de la llegada de Kirin.

Después de todo, Kazuma siempre fue bueno escondiéndose.

Mi persona especial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora