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Establecer acuerdos entre pueblos nunca fue algo muy sencillo de llevar a cabo, y menos si existía cierta discordia entre ciertos habitantes. Y, dado a que cada uno de ellos eran simples mortales que parecían no tener siquiera la capacidad verbal para decidir, los Dioses desde su cómodo lugar en los cielos se decantaron por ahorrarles el trabajo y hacerles saber a través de un mensajero "el trato" que ellos minuciosamente habían dictaminado.

Ninguno de los que conformaban los tres pueblos tuvieron la necesidad de cuestionar dicho dictamen, puesto que la veracidad de éste quedaba más que comprobada en dos sencillas y peculiares palabras.

«Firmado: Heberon»

El silencio fue casi perpetuo en cuanto el pueblo uno estuvo al tanto de la nueva realidad que les había sido impuesta, teniendo que ser Auron el que pusiera orden ante las múltiples dudas esparciéndose dentro del grupo.

─A ver, un momento!─pidió a voz en grito, ganándose poco después la atención de cada uno de los presentes─. Según estipula aquí, el actual acuerdo no se limita simplemente al representante de cada pueblo─mencionó, tomándose unos segundos para releer los párrafos que a su juicio eran los más importantes─ de hecho, los defensores de los sujetos en cuestión son los que deben tomar la responsabilidad.

La confusión tras sus palabras fue a nivel colectivo, mirándose unos a otros hasta que la atención recayó directamente en Focus. Para nadie era un secreto que el cuervo era quien tomaba mayormente partido en cuanto a defender a Auron en su posición de alcalde, mas tampoco habría esperado que sendo marrón terminara por recaer precisamente en él.

Lo peor es que nada quitaba el hecho de que fuera una orden expresamente divina.

─Esto tiene que ser una puta broma─tomó Ocho la palabra, abriéndose paso hasta quedar a unos cuantos de Auron. Su tono altivo y denotando un evidente desacuerdo no fue de sorprender, sin ser la primera -y menos la última vez- en que se rebelaría en contra de los Dioses─. Es que acaso los gilipollas de allá arriba no tuvieron otra idea más que la de unir a los defensores de cada alcalde en "sagrado matrimonio"?

Varios se apartaron de Ocho por precaución, aguardando por un posible rayo caído del cielo. Focus fue el único en permanecer cerca, todavía asimilando la situación y sin sentirse capaz de dimensionar lo que le esperaba tan solo por obra de los Dioses; sin embargo, y aún por encima de ellos, el silencio de cierto búho a sus espaldas era lo más inquietante de todo.

No era propio de él mantenerse al margen en circunstancias así, y menos ahora que estaban al corriente de semejante decisión. Aunque tampoco sería de extrañar que le estuviera costando digerirlo y de paso hacerse a la idea de que...

─No sería más lógico que fueran los alcaldes quienes se comprometieran?─la exultante voz de Ocho cortó de lleno el hilo de sus pensamientos, siendo regresado a una realidad que ya no le gustaba demasiado─. Además, todos aquí sabemos que Focus no es de compromisos, al menos no desde... ─su tono fue bajando, como buscando que solo fuese Auron el que pudiera escucharle.

─Y no sólo eso, sino que para variar, Heberon exige fidelidad absoluta una vez se lleve a cabo el compromiso─concordó el de la flama con un deje de preocupación, observando al cuervo y luego a quien lucía a simple vista inmutable, como si no tuviera nada que decir. No estaba muy seguro de si pedirle su opinión era lo mejor en este momento─. Aparte, los Dioses han estado al tanto de nuestros conflictos con los del pueblo tres, dejándoles a ellos el marrón también.

Ante aquel detalle, algunos no pudieron evitar posar sus ojos en Fargan, sorprendiéndoles que hasta ahora no hubiera dicho o reclamado nada; y es que Auron lo había mencionado una vez... el búho era aún más peligroso cuando se encontraba callado.

Retroceso | FarcusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora