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Fargan procuró no desviarse del patrón de acontecimientos que aún después de tanto seguía recordando de ese día en especial. Por ello, debió esperar a Ocho para llegar juntos al teatro, en donde cada uno de los candidatos daría su respectivo discurso delante de toda la audiencia.

Sin embargo, y a diferencia de la primera vez, se sentía considerablemente nervioso, intentando disimular y pretender que se encontraba perfectamente una vez que su futuro hijo llegó a su encuentro y partieron raudos hacia dicho lugar.

Por consiguiente, y siendo recibidos con un agresivo "silencio", tomaron asiento e ignoraron deliberadamente el repentino enfado de Juan por haber sido interrumpido; Ocho por la costumbre, y Fargan porque sabía en dónde debía ubicarse y porque tenía mejores asuntos a los cuales prestarles verdadera atención.

─Buenas─el principal protagonista de éstos le saludó con cordialidad en cuanto terminó de acomodarse, tensándole hasta cierto punto.

─...Buenas─el búho trató de sonar natural, sin mirarle por demasiado tiempo y pretendiendo interesarse de la nada por el descabellado y absurdo discurso del hechicero.

Sus propuestas descolocaron a más de uno, generando un debate con más de un insulto filtrándose entre medio. Y, pese a eso, Fargan no hacía más que mirar hacia un punto ciego del escenario, más allá de Juan, mucho más allá de lo que estaba inevitablemente por venir. Replantearse cómo y qué argumentos utilizar para persuadir a Focus le impacientaba y le originaba un nudo en el estómago, preguntándose de nueva cuenta si es que esa implícita confianza que por ese entonces mantenían le ayudaría para conseguir su objetivo y evitar su eventual separación.

Por el rabillo del ojo percibió movimiento a su lado, descubriendo prontamente que había llegado el turno del cuervo de hablar y aproximarse con toda la seguridad que su orgullo por querer ganar le permitía demostrar. Fargan le vio situarse en el centro, observar detenidamente a cada uno de los presentes y percatándose no sin cierta sorpresa que sus orbes oscuras le contemplaban fijamente por algunos segundos más.

No recordaba que lo hubiera hecho en la primera ocasión...

Su voz plagada de entereza comenzó a dejarse oír desde el escenario, llevándose algún que otro comentario poco amigable y otros en acuerdo provenientes claramente de Ocho y el búho. «Y si... Focus fuese quien se convirtiera en alcalde, cambiaría en algo las cosas?» se preguntó éste último sin mucho convencimiento, ya que requerirían a alguien más para servirle como defensor y Fargan ni siquiera dudaría al momento de ofrecerse para el puesto. Incluso cada uno de los allí reunidos lo daría por hecho.

Efectivamente, no haría ningún cambio esperanzador para los dos.

─...En el caso de Fargan, tendrá el privilegio de poder poner minas 24/7 y no se irá nunca a la cárcel─escuchó el aludido de repente, alzando enseguida la vista y experimentando un inmediato déjà vu por ello. Por un instante se dio el lujo de sonreír, entreabriendo luego los labios para responder.

Qué labia tiene este chico, la verdad.

─Con tu voto podremos llegar lejos, Fargan─Focus suavizó su mirada al verle sonreír en su dirección, rememorando por una fracción de segundo las palabras que le soltó en las zonas aledañas a su terreno. Incluso si su cabeza estuviera plenamente volcada en su candidatura, había una pequeña parte más que disponible para el búho, dándole vueltas aún ahora a su forma curiosamente enigmática de expresarse.

Fargan hubiera deseado robarse su atención por unos minutos más, sin embargo los discursos debían continuar. Entre discordias y alguna que otra palabra malsonante, los próximos alcaldes se apoderaron del escenario según su turno, transcurriendo todo tal y como él lo recordaba, por ello se abstuvo de considerarlos por encima de cualquier otra cosa que no fueran sus pensamientos y en el híbrido ahora sentado nuevamente a su lado.

Retroceso | FarcusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora