Retroceso | Farcus

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Hacía un rato que el silencio se había hecho sitio a su alrededor, aumentando de esa forma el ruido dentro de su cabeza. Cómo odiaba no tener nada claro. El regreso del híbrido lobuno a la vida de Focus siempre le supuso una molestia en toda regla, como una espina cruzada que no le prometía ni por asomo un alivio venidero.

En algún momento le habló sobre su amistad con Dess, de dónde surgió y cómo se convirtió en su primer amigo y hasta ese entonces su única persona de confianza, descubriendo que el lazo que esos dos mantenían se podía comparar fácilmente al que tenían él y Auron desde Karmaland.

Sin embargo, Fargan fue consciente en cada uno de sus relatos del intento disimulado del cuervo por dejar a Dess bien visto ante sus ojos, buscando quitarle entre líneas esa imagen retorcida y amenazante que se había hecho del lobo desde el minuto uno en que lo conoció.

Fue entonces que el búho se preguntó por una fracción de segundo si es que Dess expresaría el mismo desacuerdo que ellos ante aquella eventual unión, o si es que aprovecharía la oportunidad para devolverle toda la hostilidad recibida durante meses, con la ira retornando de sólo imaginarlo.

No obstante, y muy por encima de sus propios dilemas mentales, Fargan era consciente de la inseguridad plasmada en cada una de sus dudas, con cada pensamiento y escenario desalentador derivando precisamente de allí, detestándose porque nunca antes había puesto en tela de juicio los sentimientos de Focus hacia su persona.

Él le había demostrado con creces que cuando quería a alguien, lo hacía con sus torpezas y todo, con sus ambigüedades y hasta con sus tontas inseguridades que al final se acababan desmintiendo entre gestos melosos y declaraciones sinceras. En más de una ocasión le había sido honesto, teniendo siempre en cuenta que Focus era mucho más abierto con él, mostrándose tal cual era incluso si se avergonzaba como consecuencia.

Y no es como si no fuera algo recíproco tampoco, pero... si los mismísimos Dioses exigían fidelidad una vez el compromiso estuviera vigente, qué le aseguraba a Fargan que los sentimientos de Focus siguieran estando intactos? cómo saber si a la larga Dess se las ingeniaba para voltear el tablero a su favor y hacer que el cuervo cayera indiscutiblemente bajo sus encantos? en especial porque también destacaba en la corta lista de quienes lo conocían más allá de lo inimaginable.

Prontamente la piel de sus mejillas comenzó a humedecerse, advirtiéndole de lo irrevocable en sus suposiciones y que al parecer, su relación con Focus no sería realmente duradera. Lo que creyó sería casi eterno, terminaría en cuestión de días, sin sentirse preparado ni mucho menos dispuesto a dejar ir lo que tenían, desprenderse de todo lo que el cuervo consiguió hacerle sentir.

Lo peor era saber con todas sus letras que si se atrevía a oponerse a aquella unión con garras y dientes, tendría todas las de perder, puesto que los Dioses podían ser bastante implacables cuando querían, en especial con quienes contravenían a su voluntad divina. Eso, y en el idioma de Fargan, era estar atado jodidamente de manos.

─Puedo pasar?

La voz de su pareja viniendo del otro lado de la puerta le impulsó a secarse con rapidez las lágrimas, desapareciendo lo mejor posible cualquier rastro de éstas en su cara. Sabía que mantener las apariencias no le serviría de mucho, mas tampoco le apetecía demasiado empeorar la situación y derrumbarse sin ningún filtro enfrente de Focus.

Como pudo abandonó la cama y se encaminó hacia la puerta para abrirla y dejarle pasar, evitando casi por reflejo corresponder a su mirada. En cuanto tuvieron la privacidad que desde el minuto uno de la noticia necesitaban, Fargan obtuvo un agridulce consuelo al notar cómo el cuervo se movía con plena confianza en su zona de confort, situándose en donde segundos antes él se encontraba y pidiéndole con un sencillo gesto que ocupara el lugar vacío a su lado.