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Ser víctima de lo que a todas luces parecía ser una caída libre en medio de la oscuridad no sería ni por asomo uno de sus pasatiempos favoritos. No supo cuántos minutos o quizás hasta horas duró atrapado en la inconciencia misma, conservando en lo más profundo de su subconsciente la imagen de un alterado y perdido Focus.

A momentos fue capaz de percibirse en la nada misma, suspendido y adquiriendo una ligereza vertiginosa al intentar mover cualquier extremidad de su incorpóreo cuerpo. De esa forma, comenzó a caer con una velocidad casi inhumana, sin tener nada más que vacío rodeándole y aguardando con la incertidumbre más presente que nunca el eventual impacto.

Mentiría si dijera que no sentía auténtico miedo.

Sin embargo, una indolora colisión hizo que despertara por fin, a costa de un jadeo amortiguado y un mareo que en ese momento le resultó intensamente familiar. Necesitó cerrar los ojos durante unos instantes, notando gradualmente que su cuerpo recuperaba su peso y consistencia habitual, con el latir desenfrenado de su corazón golpeando incesante contra su pecho, otorgándole con ello la certeza de que continuaba estando vivo.

Poco después, sus orbes repasaron con lentitud el entorno que le rodeaba, reconociendo los pilares blancuzcos adornando cada rincón, junto con el tapizado rojo opaco debajo suyo y las runas ubicadas ordenadamente en medio de la sala. En un extraño reflejo alzó la vista para confirmar la familiaridad con el lugar, quedándose en tan solo un parpadeo sin aliento.

Fargan estuvo seguro de que incluso el pulso se le detuvo tras observar hacia la parte superior de las runas, convirtiéndose en un manojo de emociones inconexas que le nublaron el pensamiento y le hicieron retroceder aún estando en el suelo.

Lo que ahora mismo se presentaba ante sus ojos era simplemente inaudito, sintiéndose diminuto conforme asimilaba en presencia de quién estaba.

«Menudo viaje te has marcado, a que sí?»

El detalle de no haber abierto siquiera la boca en cuanto habló no le pasó inadvertido, manifestándose dentro de su cabeza y ocasionando que llevara una de sus manos a la altura de su sien por mera inercia. Aún así, sus irises seguían fijos en aquella mirada que podía catalogar como gélida y empapada de autosuficiencia, atravesándole de cierta manera.

Lo más irónico de todo, es que Fargan sabe quién es esa persona que se encuentra cómodamente sentada en la parte superior de las runas, remarcándole silenciosamente desde su punto tanto su posición como la de él. También sabe que aquel Dios se ha manifestado en presencia de otros en dadas oportunidades, con la diferencia de que en esta ocasión no lo hacía con intenciones amables.

Tampoco le costaba intuir a qué se debía y lo que muy probablemente debería estar pensando de sus actos ahora mismo. Acaso esperaba que se arrepintiera y pidiera perdón? porque si era así, por supuesto que no lo iba a hacer.

─...Mi plan fracasó─consiguió decir con la mayor entereza que la situación en sí ameritaba, sosteniendo aquel contacto visual que un taciturno y posiblemente furioso Heberon había establecido─. Tal como y tus... compañeros pudieron ver, la voluntad de Focus no era la mía en cuanto decidieron comprometerlo con el defensor del pueblo tres. No podía... no iba a permanecer de brazos cruzados viendo cómo lo separaban de mí.

Una repentina densidad empezó a hacerse con el lugar, tal vez buscando aplastarle tanto física como emocionalmente. Sin embargo, Fargan no cejó en su postura y tampoco mostró signos de amedrentarse enfrente de aquella deidad divina, mas sin pretender desafiarle del todo. Seguramente había bastado con tan solo cruzar por el portal para considerarlo como tal.

«Incluso si fue una decisión que tomaste en solitario, contraveniste nuestras órdenes y te embarcaste en un viaje que aquí no está permitido ni mucho menos autorizado» reiteró Heberon con severidad, cayendo en cuenta -y no sin cierta molestia- que el híbrido delante suyo continuaba luciendo inmutable, dudando sobre si realmente le tomaba el peso tanto a sus actos como al significado de sus palabras. Tampoco olvidaba que había recibido ayuda para regresar al pasado, aunque a su juicio no le encontraba mucho sentido cargarla contra un mago de pacotilla como lo era Juan.

Retroceso | FarcusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora