Capitulo 6

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La que se supone que era la hija de el pilar de roca entró en la finca herida y llorando como un bebé, ¿De verdad todo el mundo la tenía tanto respeto? Una mocosa que a pesar de tener mi edad era mucho más pequeña que yo, y no parecía que fuese tan fuerte como dicen.

No debería de escuchar los chismes de los demás.

...

No me iba a pasar el día llorando, es verdad que era una llorona pero no quería hacerlo. Al fin y al cabo a mi amigo no le gustaría verme así. Después de curarme las heridas de los pies y de ponerme la ropa diaria, mi padre me recomendó ir a ver los entrenamientos para ver el nivel de los demás.

No me hizo mucha gracia la idea, pero que más podía hacer. No me gustaban los días libres pero si mi padre decía que no entrenaba, entonces mejor no desobedecer... Y mira quién lo dice.

Salí lentamente de mi habitación por la puerta que daba afuera, dando un paseo alrededor de la casa. Escuchaba las voces agitadas más claramente cuanto más me acercaba a la zona de entrenamiento. Ya los estaba viendo cuando algo, o mejor dicho alguien, se chocó conmigo intencionadamente.

- Ah... oye – Vi a esa persona marchar delante de mi, como si no hubiese notado el golpe. Algo bastante más alto que yo, y con casi toda la cabeza rapada.  El chico del yukata morado me miró de reojo sin pararse a pedir disculpas, pude ver sus ojos rasgados y negros juzgándome acompañados de una cicatriz que le iba de la oreja hasta encima de la nariz.

- Tch... Mira por donde vas. - Lo dijo casi gruñendo y volvió su vista al frente para ir a entrenar. Le habría picado un bicho en el culo para tener ese genio, ¿O es que ese era el verdadero efecto que tenía en la gente? No quise darle muchas vueltas y seguí hacia delante.

Al poco rato me encontraba sentada mirándolos atentamente, era un grupo pequeño como de costumbre. Entre ellos estaba el chico rapado de antes, tenía cara de pocos amigos y hablaba mal a todo el mundo. Mi atención estaba fija en el hasta que escuche un graznido y me alarmé mirando a la figura del cuervo en el cielo.

- ¡HIMEJIMA GYOMEI! - Repitió varias veces hasta posarse en el hombro de mi padre. Me acerqué a el cuando el cuervo se alejó volando, le agarré de su manga llamando su atención.

- ¿Qué ha pasado? ¿Te vas a tener que ir? - Pregunté e hice un puchero. - ¿Es una misión peligrosa? -

El negó con la cabeza. - Oyakata-sama requiere de mi presencia, no me iré mucho tiempo. - Dijo mientras se alejaba del grupo conmigo siguiéndole. - Necesito que supervises a los que están entrenando. -

- ¿Qué? - Fruncí el ceño. - ¿No son todos más mayores que yo? ¿No saben cuidarse solos? Además yo no se que tienen que hacer... -

- La mayoría si son más mayores, pero se saben el entrenamiento. - Se agachó quedando a mi altura. - Solo no dejes que peleen y corrígelos si hacen algo mal. - Cuando vio que giraba los ojos molesta se puso serio. - Hazme caso por una vez Tetsuya. -

- Está bien... Solo no tardes mucho. - Mi padre sonrió y rápidamente nos despedimos, el dijo que volvería a la mañana. Yo me dirigí a el grupo y me senté en el mismo sitio de antes, observándoles detenidamente a todos.

Seguían haciendo el mismo patrón de movimientos cuando me fijé en que uno de los chicos no estaba muy sincronizado con el resto. Empecé a batallar en mi cabeza sobre si debía ayudarle o quedarme quieta...

- Venga Tetsu así socializas un poco... Espero... - Dije para mi misma cuando me acerqué hacia el chico con una katana en mi mano.

- Himejima-chan...- El chico se sorprendió al verme acercarme a el, yo saludé inclinando un poco la cabeza y me dispuse a hablar.

Todo es por ti ( Genya Shinazugawa x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora