Día de feria

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Los chicos entraron con recelo al departamento de los Dupain-Cheng, mientras Stella usaba su magia rápidamente para cambiar los pijamas de Marinette y Bloom. A la parisina aún le costaba acostumbrarse a la magia, pero debía admitir que le encantaba, además el gusto de Stella en moda era increíble, definitivamente amaría intercambiar ideas con ella.

– Lamentamos molestar –Nabu interrumpió los pensamientos de la azabache, entrando con todos sus amigos.

– No hay problema, siéntanse en casa –sonrió la anfitriona.

– Compramos pan, frutas y queso, espero que sirva –habló Helia señalando las bolsas que cargaban.

– Está perfecto, nos serviría incluso para alimentar a un ejército –rio Aisha antes de besar a su novio en la mejilla–. Mari ¿podemos usar la cocina? Prometemos no hacer estragos, ni quemar nada –pidió mirando divertida a Bloom, quien se cruzó de brazos.

– Fue una vez –replicó la chica mientras sus amigos reían y Marinette la veía divertida.

– Por supuesto –respondió la parisina–. La cocina está por allá –señaló.

Flora, Nabu y Aisha le agradecieron y llevaron las compras a la cocina. Todos los demás se dispusieron a acomodar la mesa y luego se relajaron en la sala.

– ¿Y el rubio? ¿Sigue vivo? –preguntó Brandon de forma bromista.

– Por supuesto que no –respondió Riven siguiéndole la corriente–. Te apuesto que ya es una brocheta bien cocida con pelos rubios. Siempre le dije que no debía meterse con la niña dragón.

Todos rieron, incluso Marinette, pues sabía lo que quería decir Riven, pero aun así decidió molestarlo un poco.

– ¿Niña dragón? –cuestionó fingiendo inocencia, provocando que Riven se sobresaltara con la "furiosa" mirada de su novia, mientras los especialistas lo veían seriamente y las chicas se aguantaban la risa.

– S-sí, es un apodo, ya sabes como llamita por su cabello pelirrojo, o niña dragón porque, cuando se molesta... digamos que es mejor no hacerla enojar –respondió rápidamente y las chicas asintieron conformes, por la facilidad de respuesta que aseguraban los especialistas.

– Pero bueno ¿en verdad mataste a mi mejor amigo? ¿al menos puedo ver el cuerpo? –el castaño recibió un golpe en el brazo a modo de respuesta.

– Sigue en su habitación –respondió la pelirroja.

– ¿Sigue dormido? –preguntó Marinette.

– No, estaba despierto, pero recibió una llamada y entró a contestarla –explicó la joven domino.

– Diaspro –dijeron todos al unísono, con excepción de Marinette.

– ¿Quién es? –Marinette a veces odiaba su curiosidad, le recordaba un poco a Chat Noir.

– Su novia –respondió Stella con fastidio.

Cuando la de coletas estaba a punto de preguntar algo más, el rubio del que estaban hablando momentos antes salió a su encuentro.

– Lamento la demora Bloom, ¿puedo ayudarte en al... –su pregunta fue cortada al ver a sus amigos–. ¿Chicos? ¿Qué hacen aquí?

– Queríamos asegurarnos que seguías con vida –explicó Brandon con burla.

– Y Marinette muy amablemente nos invitó a desayunar aquí –informó Helia.

Milagro MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora