Luimelia Amor y palomitas de maíz

17 - Entre otras cosas

"¡Mira eso!", Gritó Teo, señalando la ventana del vehículo en movimiento. Amelia miró por encima del hombro para poder mirar por la ventana de Teo. Ella no tenía idea de lo que él estaba señalando, pero aun así jadeó y fingió estar emocionada.

"Whoa! ¡Sí!"

"¡Y eso!" Teo gritó de nuevo, todavía señalando.

"Sí, ¿qué fue eso?"

"¡No lo sé!" Se encogió de hombros y sonrió como si estuviera en la cima del mundo. Parecía aún más complacido consigo mismo ya que tanto su madre como la niñera se reían a carcajadas.

"¿Siempre es así en el auto?", Le preguntó Amelia a Luisita.

Luisita sacudió la cabeza y mantuvo los ojos fijos en la carretera. 

"No, normalmente no. Tiene mañanas ocasionales cuando es más enérgico, pero generalmente duerme o canta repetidamente la canción del dinosaurio".

"¿Qué?", ​​Preguntó Amelia, su sonrisa se ensanchó. "¿Hay una canción de dinosaurio?"

"Oh si."

"¿Como de un programa de televisión o algo así?"

"No." Luisita se detuvo ante una luz roja. "Es su canción".

"¿De él?" Amelia volvió a mirar a Teo. "¿Cómo, él lo inventó?"

Luisita confirmó con un orgulloso asentimiento. 

"Es bastante creativo, ese hijo mío".

"Sí, sí lo es". Luisita se volvió en su asiento otra vez y miró hacia atrás.

"¡Hey, Teo!"

"¡Hey!" 

La mirada de Teo se apartó de la ventana y volvió a Amelia en el asiento delantero.

"Cántame la canción del dinosaurio. ¿Por favor?"

Teo no dudó en asentir. 

"¡Bueno!"

Él pateó sus piernas de manera distraída contra la parte delantera de su asiento de auto mientras comenzaba a cantar en voz alta, y Amelia tuvo que poner una mano sobre su boca para evitar reírse o chillar o alguna combinación extraña de los dos. La canción salió en ritmos cambiantes sin un patrón establecido, y ninguna de las líneas rimaba. Sin embargo, Teo no pareció darse cuenta, meciendo la cabeza como si el ritmo nunca hubiera cambiado y tuviera perfecto sentido.

"Los dinosaurios son grandes.

Los dinosaurios son verdes.