Chiara esposito.
Piso el freno delante de la casa de mis padres, observo como los guardias vienen hacia mi, me abren la puerta y me ofrecen ayuda para estacionarme en un lugar más seguro, les doy las llaves y ellos se encargan de guardar mi auto.
Suspiro asustada y tomo al niño de la mano antes de caminar hacia la puerta, uno de los guardias me abre la puerta dándome la bienvenida pero yo simplemente me quedo paralizada, observando el marco de la puerta.
No soy capaz de entrar, llevo cinco años sin verlos y lo peor de todo es que ya deben de estar enterados que hace un mes regrese y no he venido a verlos, han de odiarme.
Doy un paso atrás dispuesta a irme como una cobarde, pero Domenico me detiene, aunque tengo más fuerza que él y con un solo jalón lo puedo llevar conmigo, prefiero dejarme llevar de él.
Me lleva hacia dentro y ni siquiera puedo enfocar bien las cosas, todo se vuelve borroso y lo único que puedo observar, lo unico que es completamente visible para mi es el cuadro gigante con mi rostro en la sala.
Sigue ahí.
Domenico se escapa de mi agarre, no sé a donde va, no puedo concentrarme en nada en estos momentos. Entrarían todos mis enemigos a matarme y yo seguiría sin reaccionar.
— ¿Hija?
Suelto un fuerte sollozo antes de que un cuerpo choque con el mío y sea rodeada por un par de brazos fuertes.
Caemos al piso de rodillas ambos y reacciono para rodear a mi padre con mis brazos, lo redeo fuertemente dispuesta a no soltarlo, mientras sollozo en su cuello como una niña pequeña.
Lo siento temblar mientras llora.
— Mi niña, estas viva, estas viva, gracias a Dios.
— Gracias a mi, padre, Gracias a mi — le digo con burla en el odio y lo escucho reír mientras se sorbe la nariz.
No sé cuanto tiempo duramos así y realmente no me importa, por fin estoy a su lado. No me importa nada más.
Nos separamos y él me ayuda a levantarme, aunque tiene que hacer un esfuerzo de más, ya que, mis piernas se encuentran débiles.
— Estoy muy feliz de estar aquí otra vez, padre.
— Y yo estoy aun más feliz de que estés aquí otra vez, pequeña.
Observo su rostro, los años le han dado duro y esta irreconocible, observo sus hermosos ojos, y lo vuelvo a abrazar.
Mi padre es un señor de cincuenta y siete años, lindo, amable, carismático, bondadoso y alegre, todo lo que yo era antes, todo lo que me arrepiento de haber sido.
— ¿Hermanita?
Observo los pequeños pies de alguien y es como si los años estuvieran pasando en segundos porque los veo crecer cada que da un paso, mi mente estaba tan clavada a la misma imagen de una niña de ocho años que ver ahora a una chica de trece correr hacia mi se me hace surrealista.
Sus brazos me rodean y con ella recaciono de una vez, abrazándola fuerte, tiembla mientras solloza en mi cuello y yo acaricio su cabello sintiendo que por fin estoy en casa.
Siento los brazos de alguien más y de inmediato se de quien se trata, los rodeo a ambos y lloro junto a ellos.
Basta, que llorona soy.
Papá se une a nuestro abrazo y todos lloramos como magdalenas.
— Creí que me odiarían, si ustedes hubieran hecho lo que yo, yo los odiaraia ustedes, los detestaria y y‐yo l-lo siento mucho, juro que lo siento — Sollozo imaginando lo que tuvieron que sufrir por mi culpa.
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Jaque mate. [Christopher Morgan]
ActionChiara Esposito vuelve de un fuerte y doloroso exilio, pero esta vez es diferente, esta vez viene con mente ganadora, viene con sed de venganza y poder, no se dejará engañar por nadie, viene a demostrar que su apellido es igual de importante y tiene...