capitulo 6

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Lo veo bajar la mano a mi entrepierna para depues correr mis bragas y frotar mi clitoris de forma suave, torturandome con tanto placer.

Su ritmo es suave, es delicado, tanto que me hace sonreír entre medio de jadeos.

Me besa ahogando todos los gemidos que suelto, me besa con tanto amor que por un momento y creo que no es el mismo christopher.

Y aunque estoy acostumbrada al christopher animal, que me come la boca y es brusco en la cama, no me quejo de este.

— Creí que me amabas — habla sin dejar de mirarme a los ojos.

Su hermosa mirada tan penetrante como siempre hoy tiene esa chispa de dolor que me descoloca por segundos.

Me vista se nubla y ya no nos encontramos en su casa, ya no estoy en su cama y el no me está mirando con amor.

Me mira con odio y rencor, pero sobretodo, me mira con dolor.

Estamos en una calle oscura que solo es iluminada por las luces de las patrullas.

Veo como lo esposan pero no me muevo, me quedo Quieta solamente viendo como la gente corre a mi alrededor. aturdida por los gritos me quedo paralizada.

Parpadeo rápidamente y trato de enfocar su silueta y la de las demás personas que se encuentran a nuestro alrededor, pero no puedo, simplemente no puedo.

El no deja de mirarme mientras se lo llevan y al ver como lo meten al carro mis pies se mueven inconscientemente.

Solo unos pasos, su mirada atenta a mi, pero vuelvo a retroceder, parandome firme en mi puesto.

Forzejea para no entrar y cuando lo apunto con la pistola en la sien, obedece.

El obedeció, y no lo hizo por tener una pistola apuntándole a la cabeza, lo hizo porque no quería seguir viéndome la cara.

— Traidora — es lo último que me dice antes de entrar en el auto y ser llevado por las autoridades.

Mi vista se vuelve a nublar y ya no hay oscuridad, ni patrullas, tampoco están sus ojos grises conmigo.

Ahora hay unos ojos cafes mirándome atentamente, confundida volteo hacia su lado y veo otro par de ojos cafés mirándome.

Cuando miro al frente esos mismos ojos grises me están retando con la mirada, más confundida que antes observo mis brazos extendidos.

Una pistola.

Una persona.

Le estoy apuntando a christopher, le estoy apuntando al amor de mi vida mientras los Rusos a mis espaldas me esperan.

Y sin más, disparo.

Me despierto asustada y completamente sudada, sintiéndome asquerosa.

Toco mi cara al sentirla mojada y me doy cuenta que son lágrimas, salen con más fuerzas al observar mi viejo uniforme en aquella vitrina, lleno de logros que él puso en mi pecho.

Limpio mi cara e intento tranquilizarme al darme cuenta que llego tarde a la central.

Mientras me baño trato de repetirme una y otra vez que el se lo merecía, se lo merecía más que nadie en el mundo.

— ¡Chiara, llegaremos tarde! — salgo apurada del baño al escuchar la voz de Tyler detrás de la puerta.

— ¿Quién te dio comida? — pregunto al salir y encontrarlo con un par de tostadas en la mano.

Jaque mate. [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora