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Después de haber consolado a Horacio en su despacho, se dedicó a releer una y otra vez aquella última carta.
No lo entendía ¿Por qué había decidido declararse aquel día? Si tan solo hubiera sido un día antes... tal vez todo hubiera sido diferente, tal vez podrían haber conversado sobre ello, tal vez hubiera pasado algo más, tal vez...
Pero ya no tenía sentido seguir pensando en los 'tal vez'

Simplemente había pasado lo que el destino tenía planeado para él.
¿Y cómo no? Aquel destino no tenía planeado ni por asomo hacer feliz a Jack Conway por una mísera vez en su vida.

Solo le quedaban cartas de lo que pudo haber sido, de lo que pudo haber pasado entre ellos, porque aunque nunca lo había admitido hasta ahora, Gustabo lo tenía enamorado como un perro. Tal vez no desde el primer día, pero Gustabo había conseguido lo que nadie había conseguido desde hace tantos años...
Había conseguido hacer que se comportara como un adolescente y no solo eso, había conseguido hacer que se sintiera como en el mismísimo cielo.

Conway no era tonto, sabía lo que aquello significaba, sabía que por más que lo negara, se podía decir con total seguridad que el superintendente estaba enamorado.

Pero aquel sentimiento solo le duró unos cuantos meses, unos cuantos meses antes de que la vida le arrebatara aquello como años atrás y ahora solo quedaba un gran vacío en su pecho.

— — — — — — — — — — — — —

Nada más llegar a comisaría al día siguiente, se adentró en su despacho.
Sonrió al volver a ver esa nueva carta en su escritorio, ahora algo más ordenado, Horacio y él se habían dedicado a hacer papeleo antes de que este se fuera.

Algo más calmado que otros días, abrió la carta, se podía decir que ese momento con el de cresta había servido de terapia, sabía que no estaba solo, que siempre podría contar con él, Volkov, Michelle y demás.

Sus ojos se concentraron de nuevo en aquella letra de niño de 5 años, aunque bueno, se podría decir que había cumplido un añito más luego de haber estado escribiendo como lunático — al menos así lo describía Horacio — en solo 3 días.

"Mi querido Jack

Se supone que no volvería a escribir estas cartas debido a que me confieso mañana.
Pero no puedo dormir, después de todo, mañana es el gran día ¿no es así?

Aunque supongo que todo saldrá bien, DEBE salir bien ¿verdad?...

¿A quien engaño, Conway? Si estoy escribiendo esto es porque sé que algo no saldrá bien, sé que probablemente moriré y le repito que no se preocupe por eso, que yo estaré bien, se lo prometo. Solo le pido que no sea muy duro cuando me rechace, puede que mi corazón no aguante tanto y me termine muriendo de la vergüenza en vez de por el tumor. (Broma, puede ser tan duro como quiera, eso me pone hot.)

Bromas aparte ¿Qué tal usted? Me cuentan que un pajarito lo vio hoy en el hospital, un pajarito llamado bombón con "b" de Gustabo.

¿Por qué no vino a visitarme a mi habitación? Déjese querer, cabrón.
Yo ahí todo ilusionado pensando que el gran Jack Conway se había tomado un descanso de su trabajo para visitarme.

Probablemente se hizo daño en alguna persecución pero vale la pena soñar ¿no cree?
De todas formas; sana, sana, colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana.

Hostia, ya la 1 am, debería avergonzarse, viejo, hizo que un pobre enfermo se desvelara escribiendo cartitas de amor.

Buenas noches, Jack, hasta mañana.

PD: Ya debería saber que le quiero, soy muy obvio, de verdad."

Volvió a guardar la carta en el sobre, lamentablemente no hubo un hasta mañana.

My dearest, Jack  [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora