Universo Alternativo

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Era el día de la cirugía y el rubio no podía parar de dar vueltas por su habitación, Conway no llegaba y eso lo ponía con los nervios a flor de piel, tenía que llegar ¿verdad?
Porque siendo sinceros, no sabría que hacer si su amado no llega, llorar siempre es una opción, sin embargo no soportaría que nadie le viera así.

— Gustabo, me estás mareando. — Horacio se encontraba con él en la habitación, había llegado a primera hora, incluso antes de que Gustabo despertara y este le agradecía un montón aquello, no quería estar solo, al menos no ese día. — Sé que estas nervioso, pero... confía en mí, todo saldrá bien ¿vale? — Le sonrió.

Gustabo no pensaba lo mismo, pero esperaba de todo corazón que su hermano tuviera la razón y no él.

Un golpeteo en la puerta hizo que dejara de dar vueltas, miró a Horacio y luego hacía la puerta buscando una complicidad que no encontró, recalculó un poco antes de abrir esta misma a toda velocidad.

— Buenos días, señor García. — Era un enfermero, toda su emoción por encontrarse a Conway desapareció de un plomazo. — Hay alguien que desea verle. — Y volvió a aparecer de otro.

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No supo cuándo se quedó a solas en la habitación con Conway, pero ahora mismo su corazón latía desbocado frente a él, y temía que este pudiera escucharlo de alguna manera.

— Eh-...

— Escucha... — Conway puso su mano sobre el hombro del rubio en un gesto amistoso que Gustabo odiaba, no podía tomarle la mano mientras "dormía" y tratarle tan indiferente en el día.

— No, escucheme usted a mi. — Dijo Gustabo apartando su mano, sorprendiendo a Conway en el acto. — No quiero ninguna de sus charlas de "no te vas a morir, capullo." — Imitó exagerando una voz grave. — Lo único que quiero ahora, es que...

— Es que no te vas a morir, capullo. — Se cruzó de brazos encogiéndose en su sitio, parecía no sentirse cómodo con aquella conversación.

— Cállese por un momento. — Le reclamó enfadado. — Quiero...

— No lo digas, Gustabo. — Negó con la cabeza. Por un momento el corazón de Gustabo se detuvo, ¿estaba siendo rechazado sin siquiera haberse confesado? — Y no te lo digo por... otra cosa, te lo digo porque quiero que me lo digas cuando salgas de aquella puta sala de operaciones, porque te repito que no te vas a morir ¿entendido?

Los ojos de Gustabo se iluminaron, no, no estaba siendo rechazado, estaba siendo completamente correspondido.

— Vale, no lo digo. — Dijo antes de levantar las manos  en señal de paz con una sonrisa traviesa, y eso solo significaba que estaba tramando algo. — ¿Al menos me puede dar un abrazo? — Conway, aún algo desconfiado, terminó por aceptar, no tenía razones para negarle un abrazo, después de todo, el también deseaba uno.

Al momento de abrir los brazos, acercándose a Gustabo, este, tomándolo desprevenido, le robó un pico.

— ¡¿Qué cojo-...?! — Se cubrió la boca con el antebrazo, completamente descolocado mientras Gustabo huía al exterior de la habitación.

—Es hora de la cirugía, Conway, hasta luego, que hoy no me muero. — Salió de la habitación con la sonrisa más grande del mundo, estaba decidido, no se permitiría morir.

— ¿Gustabo? — Le preguntó Horacio con una sonrisa al verlo tan feliz. — ¿Qué... qué te dijo Conway?

— Nada...

Fin

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Pido perdón, está muy lejos de ser lo mejor que he escrito pero lo hice medio muerta.

My dearest, Jack  [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora