En algunas culturas se cree que cuando una persona fallece de manera trágica o por motivo de un suicidio el alma no encuentra descanso, entrando así al conocido limbo, que no permite al alma ingresar al paraíso pero tampoco al inframundo, y la condena a vagar por el mundo de los vivos.
Meg observaba pálida el cuerpo sin vida de su madre cuando una brisa fría tocó su mejilla, y de alguna manera limpió una lágrima que se hacía camino en la piel de la joven, tal vez era su madre perdonando sus acciones, o era esta misma condenando a Meg de alguna u otra manera.
Su madre había sido víctima de una sobredosis, su corazón no resistió tantas drogas somníferas puesto que ya las consumía de manera regular antes de ir a la cama, la dosis que Meg les proporcionó era demasiado alta , pero combinada con las pastillas de su madre, resultaron fatales. Su padre por otro lado aún estaba vivo, pero aturdido por las drogas y por las luces azules y rojas que parpadeaban sin cesar frente a él, no comprendía lo que pasaba, ni siquiera se imaginaba que frente a él yacía inherente la que fue el amor de su vida.
El primer sospechoso de la muerte de su madre fue evidentemente el padre de Meg, la policía lo acusaba de un homicidio en primer grado y alegaban que intentó suicidarse después de asesinar a su mujer, razón por la cual se encontraron dichas drogas en su sistema. Meg fue enviada a casa de su tía Alicia durante las investigaciones, puesto que no la consideraban culpable de nada por el momento, sin embargo la policía tenía sus sospechas y la mantuvieron cerca de igual manera.
La tía Alicia siempre fue una mujer amable y cariñosa que nunca se casó, no tenía hijos y vivía sola con dos perros que adoraba, ella quería mucho a Meg y decidió darle su espacio para que descansara y procesara todas las tragedias que había vivido en tan poco tiempo, después de todo, era tan solo una adolescente frágil que había perdido a su madre, pero bajo la fachada de una joven devastada por la muerte de su madre, y su padre encarcelado, se encontraba un alma que estaba rota, vacía, corroída por el odio y la sed de venganza. En silencio, en un rincón de la habitación obscura y fría, la mente de Meg maquinaba un plan para vengarse de las personas que más odiaba en el mundo, aquellas que la humillaron y trataron como si fuese nada, quería que sintiesen su dolor y su desesperación, quería quebrantar sus espíritus al grado de convertirlos en almas en pena, muertos en vida, y no se detendría hasta lograr su cometido.
El odio es la motivación más poderosa y personal que el ser humano puede experimentar.
Una tarde soleada de noviembre, Meg junto con familiares cercanos se encontraban enterrando en el cementerio local a su madre, Meg observaba el féretro sin ninguna emoción, sus ojos grises que antes tenían un brillo especial, ahora semejaban una densa niebla, ya no lloraba, solamente miraba como enterraban a la mujer que le dio la vida y que la quiso más que a nadie en el mundo. Junto con su madre Meg enterró también su cordura, y sus sentimientos de amor, alegría y esperanza.

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Meg
Short StoryLos corazones cambian por diferentes razones, la más común es la traición. PaceRenji~