Capítulo 8

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La sonrisa en la cara de Meg se vió desfigurada por una expresión de sorpresa y espanto.
Ante ella se encontraba Mike y muy pegado a él y sujetando su corbata se encontraba una joven rubia de cuerpo desarrollado y pechos prominentes, el labial carmín que la joven usaba había quedado impregnado tanto en la camisa de Mike como en sus labios.
-Mike ¿quién es esta?- habló al fin la rubia.
Meg permanecía inmóvil y muda.
-Ah, una amiga mía, Meg, no sabia que vendrías- espetó nervioso el joven.
La tensión en el aire era tan espesa que costaba trabajo incluso respirar, en un momento de reacción, Meg corrió fuera de la casa empujando a Mike y a su amante, ambos jóvenes la miraron, y rieron, continuando así con su noche.
Meg corría bajo la lluvia como si su vida dependiese de eso, no sabia a donde iba, pero tampoco le importaba, solamente quería estar lo más lejos que podía de su adorado tormento. Las gruesas gotas de lluvia resbalaban por el pálido rostro de la joven, combinándose con sus lágrimas, Meg tropezó con una roca y calló al suelo metiendo las manos para no golpearse el rostro, ahí, bajo la lluvia, con frío, avergonzada, asustada, humillada, Meg observó su reflejo en un pequeño estanque que la lluvia había formado, su maquillaje se había corrido por las lágrimas y la lluvia, sus ojos antes grises ahora parecían negros, un negro profundo, como si su alma no habitase en ellos, Meg se veía destrozada, por el llanto y por la vergüenza, mirando fijamente el patético escenario, la tristeza rápidamente se convirtió en rabia, Meg golpeó el pequeño estanque con los puños una y otra vez, como si de Mike se tratase, los gritos de rabia que emanaban de su garganta parecían venir del mismo infierno.
Derrotada y cansada, Meg se levantó del suelo, sus rodillas rasgadas por el pavimento sangraban levemente, sus ojos ya no podían crear más lágrimas, parecía haber llorado todo lo que tenía que llorar en su vida, lentamente caminó a su casa, luciendo como alma en pena que vaga sin saber a donde ir, ya no le importaba si sus padres la descubrían, no tenía intenciones de justificarse. La sirenas de una patrulla y el inquietante sonido de una ambulancia captó la atención de Meg al estar a pocos pasos de su casa, su padre se encontraba en una camilla recostado en estado de shock, mientras que a su lado, reposaba un bulto cubierto por una cobija blanca.

Hola, aquí PaceRenji, el capítulo de hoy es bastante corto pero tengo mis razones 🌚espero estén disfrutando la historia y si es así les agradecería que dejaran un comentario o voto, nos vemos en el próximo capitulo❤️

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