Esta historia es muy larga...

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16 de Diciembre

[Hayzel]


La única razón por la que fui fuerte es suficiente para no dejarme pisotear más, pero de la resiliencia viene más caos, porque el mundo solo le gusta vernos sufrir.

Debilidad, significa no ser fuerte. He pasado un largo tiempo en un lugar como ese y la verdad he notado que muchos se describen como; de lo más influyentes, de lo mejor, que no existe nada mejor que ellos mismos y sus familias, como si fueran la mejor cosa del mundo y aunque lo aparentaran muy bien, ellos no lo son. En cuanto a mí, en ese mundo lleno de personas con particularidades desagradables, toscas, enigmáticas como viles, me siento, una completa tonta.

Comencé mi estadía en esta ciudad con planes que necesitaba realizar a toda costa, pero que se arruinaron por la falsa amabilidad que existe, llamado, al menos para mí: hipocresía, crueldad.

Fui débil, e ingenua, burlada por personas con la vil manía de crear caos, de hundir a las personas. ¿O tal vez hice todo mal?

Y todo esto se remonta a esa noche.

Yo, la perra de Evvmild, Hayzel Lissweld originalmente. Estaba en el baño del club nocturno; Molle, apoyada al lavabo con mis manos aferradas a las orillas de éste, mirándome frente al espejo en una pose de rendición, vergüenza, derrota. Me sentía débil, rota, dañada.

En cada espacio de mi reflejo que miraba, sentía quebrarse todas esas finas líneas de mi credibilidad y autoestima. No me gustaba a quien veía en el espejo.

Viéndome, experimentaba una clase de desprecio y odio hacia mi cuerpo, recordando sus malditos comentarios, porque de algún modo..., tenían razón.

Me asqueaba de mí misma por como lucía frente al espejo.

Me odiaba por las decisiones que tuve que tomar.

Odiaba mi vida.

Me odiaba.

Y odiaba más el hecho de que lo que veía, no lo reconocía; toda mi apariencia tenaz pero tierna con ese aire de me las juego, me las jugaré, acabado. Mi maquillaje estaba chorreado, manchando la piel de mis mejillas. Mis ojos, estaban rojos por las lágrimas, y la piel de mi rostro sudorosa. Mi cabello color castaño cortado hasta un poco más arriba de los hombros, enredado y desprolijo. Me miraba con ira, coraje, asco..., no tenía palabras. Solo odio y una muy clara mueca de rabia y dolor ahogado que se fijaban en cada facción de mi rostro.

¿Por qué tuve que pasar por todo esto? ¿Por qué me sucede tanta mierda?

«¿Creíste que así ibas a sorprender a alguien aquí, Hayzel? No me hagas reír, en serio eres imbécil.»

Cerré mis ojos ante el recuerdo, tomando una larga respiración. Sin poder evitarlo, de mi ojo que aún me ardía, una lágrima traviesa cayó por mi mejilla. Tensé mi mandíbula, pues odio llorar. Un nudo en mi garganta apareció lo cual me hizo controlar mi respiración.

«Viniste aquí y, ¿pensaste que así como estas casi mostrando todo tu cuerpo le gustarías a alguien? Sí pareces una cualquiera, Hayzel.»

Con el nudo en mi garganta tragué saliva al repetir esas palabras en mi cabeza, poniendo una fina línea con mis labios, obligándome a no llorar otra vez.

En mi reflejo, miré mi vestido con repulsión. Éste pegado a mi cuerpo de manera que antes pensaba que me hacía ver bonita, pero solo me provocaban náuseas y asco.

—Te odio... —Suspiré con dolor, sin fuerza total para terminar mi oración.

Tomé aire con resignación, un pequeño dolor apareció en mi pecho. Al pasar mi entorno por mi cabeza pensé en todo lo que en tan solo tres meses había sucedido para estar donde estaba, y me golpeó el arrepentimiento; el de haber venido a este club, también el de haber venido sola... ¿pero cómo venir con alguien si ya tenía una fama en todo Evvmild?! Ya no era la chica nueva y que nadie notaba. Era la chica de la que todos hablaban, de la que todos murmuraban, de la que todos se alejaban.

Marcas © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora