Marcas © [BORRADOR]

1. Primera parte

Resaca, conversaciones extrañas, y ella...

*primera parte*

3 meses antes

¿Cuántas horas tiene el día? Veinticuatro horas, sí. Es suficiente tiempo para que sucedan muchas cosas; que la vida te abofetee en la cara, y que ella estampe tu rostro contra el pavimento.

[Madeline]

Difuso, todo era difuso. La oscuridad opacaba mi vista, y se me hacía difícil reconocer las cosas a mí alrededor.

Una pequeña luz que se coló, por lo que vi una ventana, iluminó mi entorno.

¿De quién es esta habitación? ¿Qué hago aquí?

Moví mi mano, y sentí ese mareo que provoca el alcohol. Estaba ebria.

Rodeada de oscuridad y desorientación, di un paso, sin embargo lo hice con miedo.

—Hey —giré con pasmo al sentir una gran mano tocarme el hombro, zafándome del tacto de esa persona retrocedí alarmada. Mi respiración se agitó, e intenté reconocer quién estaba tras de mí.

—Relájate, no te preocupes —oí decir en un irritante zumbido a la alta figura a solo centímetros de mí, sin reconocer por mi falta de sentidos quién era.

Otro auto pasó y la luz de éste iluminó la habitación, y a él.

Entonces me dieron escalofríos y mis ojos con una asustada sorpresa, vieron su rostro, sus ojos brillantes. Éstos, me veían con detenimiento, con una relajada atención.

Recordé esa mirada, pero ignoré mis pensamientos. No era él, no lo creía. Habíamos discutido, no quería verle.

Sus cejas fruncidas. No, fruncidas no, ¿o sí?

Carajo, estaba muy ebria.

Otra luz ilumina todo, y vi su torso desnudo.

¿De verdad es él? No, él no debe estar aquí. ¿Cómo se atreve? Después de lo que hizo...

Es raro. Todo alrededor seguía oscuro. ¿Por qué las luces están apagadas? ¿Por qué no se ve nada?

Vi su oscura silueta, ¿por qué esta sin camisa?

Quise retroceder, pero mis pies no me respondieron a lo cual chillé en un pequeño grito. ¿Por qué no puedo moverme?

—Madeline —susurró, ronco. Intenté retroceder, pero no lo logré.

Decidí cerrar mis ojos, estaba asustada, esto es un mal sueño. De un momento a otro sentí su aliento muy cerca de mis labios. ¿Cómo llegó a mí tan rápido? ¿Por qué está tan cerca?

—Vamos, tú quieres, no lo niegues...

No.

Esto no. No debe pasar, no debe suceder, no podemos, no lo haré, no, por él.

Valiente a negarme, abrí mis ojos, y vi su mano muy cerca de mi rostro. Su pulgar, su pulgar se acercó a mi rostro y comenzó a acariciar mi labio inferior. Se me hacía difícil negarlo. Todo se veía muy difuso, me sentía mareada. Escuché música a lo lejos, ahora desde afuera parpadeaban luces de colores pero, esto ya lo había vivido..., todo era muy familiar.

—Madeline...

Me desperté por el inconfundible sonido de unas cortinas abriéndose, obligándome a abrir los ojos. De inmediato sentí una fuerte luz golpearme el rostro, irritándome y haciéndome cerrarlos de golpe. Di vueltas en la cama intentando cubrirme de la luz con una cobija, pero...