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Gigi Black caminaba por el andén 9¾ con un rostro para nada amigable, llevaba un vestido azul con un corsé ajustado, medias oscuras y sus habituales zapatos de charol, los cuales resonaban contra el piso y alarmaban a cualquiera de su presencia.
Narcissa y Draco iban detrás de ella, sumergidos en una conversación cotidiana a la que Gigi no fue invitada a participar.
De hecho no fue invitada a participar a ninguna conversación desde que.. desde que se entero de la fuga en Azkaban.
Para variar, Gigi detestaba King's Cross con cada célula de su cuerpo.
Odiaba las aglomeraciones, sobre todo las que se formaban al comienzo de clases. Nunca sabías con qué podías tropezar; si con la jaula de una lechuza, un baúl, o un tonto primer año que lloraba desconsolado en los brazos de su madre.
Simplemente detestable.
Una vez que llegó el momento de abordar el expreso Hogwarts, Gigi sintió la suave mano de su madrina sobre su hombro, deteniendo sus movimientos.
Con el ceño fruncido, giró para observar a la mujer. -No quiero un besito en la frente, gracias.
Recibió una mirada severa por parte de Narcissa que le provocó un escalofrío.
-Cuídate Gigi, y por nada del mundo permitas que se acerque a ti -murmuró seriamente.
La menor asintió resignada, alejándose unos pasos para darle privacidad a su madrina y primo, también para evitar sentir el incómodo piquete en el corazón al ver su íntimo momento madre e hijo.
Después de unos minutos, cuando Draco había recibido un besito en la frente y un abrazo de su madre, por fin pudieron emprender camino rumbo al interior del expreso.
Ya dentro, ambos intercambiaron una mirada antes de tomar caminos separados. Los dos estaban exhaustos de la presencia del otro después de pasar todo el verano juntos.
Habitualmente, Gigi buscaría un vagón disponible para esperar a su mejor amiga. Sin embargo, esta vez no se sentía con la suficiente tolerancia para ir de vagón a vagón sin maldecir a nadie en el camino.. así que ingreso al primer vagón que encontró, en el cual había dos niños intercambiando dulces.
Gigi los miro fríamente, imitando el rostro que su madrina ponía cuando Draco u Lucius hacían algo mal.
-Fuera -dijo tratando de sonar malvada, lo cual funcionó, ya que los niños salieron corriendo.
Con una sonrisa satisfecha, se dejó caer en el sillón del vagón.
En algunas ocasiones era bueno ser parte de una familia clasista y poderosa como son los Black, viene con un aura de intimidación que suele servir de mucho.
