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Gigi suspiró, ojeando sin cuidado su libro de Defensa Contra las Artes Oscuras. Se había perdido los dos últimos periodos en enfermería, con sus tíos y su dramático primo.
Permaneció al lado de Draco una vez que los padres del llorón se marcharon, obviamente no porque estuviese interesada en la salud de su primo, lo hizo para no tener que ir a Transformaciones y Pociones.
La profesora McGonagall tenía esa mirada extraña hacia ella que la hacía ponerse a la defensiva. El profesor Snape tampoco era un gran admirador de Gigi, mirándola con disgusto y hacia abajo.
Es ahí cuando Gigi deja salir algo de la educación clasista que tiene, mirando al profesor Snape con el ceño fruncido y murmurando sobre el estatus impuro de su sangre y sus raíces.
Viéndolo por ese lado, debe ser por ello que los mestizos y nacidos de Muggles creen que los odia por su sangre. Y no, a Gigi no le interesa esa mierda de supremacía sangre pura, pero Snape es un caso especial.
—¿Cómo sigue la reina del drama? —Kytzia pregunta, sacándola de su ensoñación.
Gigi bufa en voz baja, mirando de reojo al profesor. —Está bien, solo fue un rasguño.
—Imagino que Lucius debe estar furioso —murmura la rubia fingiendo escribir algo en su pergamino.
—El idiota ha pedido la cabeza de Buckbeak..
—¡¿Qué?! —exclamó Kytzia indignada, alzando la voz y llamando la atención de toda la clase.
Gigi rodó los ojos.
El profesor Lupin, vestido de ropas viejas, con sospechosas cicatrices profundas en el rostro, un rostro que debió ser muy atractivo en sus años de juventud; se giró en su dirección.
La mirada del profesor recayó en Gigi, sus ojos cafés se abrieron y sus cejas se alzaron, todo su rostro esboza asombro, como si a la pelinegra le hubiese salido una tercer cabeza.
—¿Profesor? —susurra Kytzia mirando de Lupin a Gigi como si un partido de Tenis se tratara.
Lupin parpadea un par de veces, tratando de volver a la normalidad mientras Gigi arquea una ceja en sí dirección, —Sí.. yo- eh, ¿Tiene alguna duda de la clase, señorita..?
El mago observa directamente a Gigi, esperando una respuesta, como si no supiese que Kytzia fue la que grito.
—Black, Gigi Black —respondió entrecerrando los ojos en dirección al profesor.
Lupin asintió lentamente, murmurando su apellido mientras camina hasta la pizarra de nuevo, retomando el tema del cual estaba hablando antes de la intervención de Kytzia.
