Ha llegado la hora de enfrentarse al pasado oscuro de Hik, un pasado lleno de agresiones, múltiples abusos, tanto a sus seres queridos como a él. El sol aparece deslumbrando la ventana de Hik, es probable que el día empiece como otro, pero no fue así, a Hik le despertó algo, algo aterrador y poco amigable. A lo lejos se llegaban a percibir gritos, pasos bruscos temiendo por su vida, golpes y puñetazos donde menos te lo esperas, llantos de agonía y sufrimiento.
Hik abrió la puerta de su habitación, pero lo que sus ojos captaron fue sin duda alguna, cosas que ningún ser humano podría soportar. Los pasillos llenos de sangre, cadáveres por todos sitios sin explicación alguna, pero le llamó la atención una cosa, otra vez aquella figura indescriptible con forma humanoide, pero esta vez por la tenue luz que entraba por doquier, se lograba ver a penas su cara, era una cara familiar, esa cara la vio antes en otro sitio. En ese entonces fue cuando empezó a recordar gran parte de su infancia.
Hik era un niño feliz, como cualquier otro niño de su edad la que por ese entonces era de 4 años. Él sabía con certeza que sus padres llevaban muchos años sin ser felices pero una última pelea escandalizó aquel terreno familiar de tal manera que ellos deciden tomar caminos diferentes, esto a Hik no le importaba mucho ya que por ese entonces prefería jugar con sus figuras de acción. Durante los siguientes días el ambiente era estremecedor, pues ya su madre se había quedado totalmente sola ante los ataques de la vida.
Meses y meses pasaban e Hik después de la notoria ausencia de su padre empieza con las típicas preguntas de cualquier niño de su edad cuando su padre decide "ir a comprar tabaco": Mamá, ¿Dónde está papá? Esas palabras se clavaron en el corazón de aquella joven madre que con todo el dolor de su corazón le dijo que papá se fue para empezar una nueva vida. Desde aquel día el joven Hik no volvió a saber absolutamente nada sobre su padre. Meses de paz y tranquilidad pasaron hasta que una joven madre recuperada del sufrimiento decide traer a casa cegada por el amor al mismísimo infierno en casa, llamando Edward.
Ellos se veían enamorados pero Hik notaba algo raro en él, no estaba ahí solamente por el amor, le daba la sensación de que aquel hombre algo con perilla y algo delgado estaba en su casa en busca de algo más...
Años más tarde, un día cualquiera, Hik se encontraba en su habitación disfrutando de un buen libro ya que con sus 8 años, sorprendentemente ya sabía leer y escribir. Hasta que de pronto, se escuchan gritos de dolor en el salón, algo no iba bien, esos gritos eran evidentemente reconocibles, eran gritos de su madre quien con poca fuerza y mucho dolor pedía auxilio. Hik fue corriendo hacia el salón y al abrir aquella chirriante puerta que conectaba el salón con el pasillo pudo ver a su madre tirada en el suelo, llorando y con sangre alrededor, Hik con grandes dotes de informática y aparatos electrónicos para su edad consigue con el teléfono de su madre llamar a su abuela quien vino en cuestión de minutos.
Aquella imagen era perturbadora y difícil de imaginar, se le rompía el corazón a ver a su madre en aquel estado pero por amor a Edward consiguió aguantar esa relación tóxica y manipulable durante 3 años, una mala elección. Eran peleas día tras día hasta que tanto su madre como el mismo Hik se cansaron de aquel ser humano por llamarlo de alguna manera. En la última pelea para la familia, Hik se encontraba detrás de la puerta viendo toda la conversación hasta que empezaron las amenazas y golpes hacia aquella pobre madre. En ese instante, Hik no se lo pensó dos veces y abre con todas sus fuerzas la puerta, va directo a un objetivo, Edward. Hik agarra fuerzas de donde no las hay para darle una patada en sus partes íntimas que le dejaría en el suelo el tiempo suficiente como para llamar a la policía y le llevaran preso.
Al fin todo volvió a la calma, aquella madre a partir de lo ocurrido tuvo vigilancia policial y un aparato que le servía para que con solo un botón consiguiera comunicarse con la policía y ellos llegarían a su domicilio en cuestión de minutos. Pasaron años hasta que consiguen mejorar económicamente, lo suficiente como para mudarse a otro apartamento en el mismo pueblo ya que, les encantaba...
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Sin prejuicios
No FicciónSevilla en la década de los 2000, solo se escucha las risas de la gente y Estopa por todos sitios, o al menos eso creía Hik, quien deberá enfrentarse a los fantasmas del pasado para liberarse de la maldicion.