El Misterio

79 9 0
                                    

Berlian

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Berlian... Ven a mí

¡!

Abrí mis ojos y el silencio inundaba el viento, otra vez había vuelto a pasar, cada vez que lo hacía tenía menos el control, este sello de falta de libertad me quitaba el mando de mi apreciada herencia.

Adelaine - ... ¿Por qué? Eres parte de mi y te quiero ¿sabes? Mi padre, tu anterior dueño, me enseñó todo lo que sé, ¿acaso tú sabes lo que pasa dentro de mi mente? ¿En qué estoy fallando? ¿Qué es lo que me falta?

Caí al suelo rendida y cansada, quería darme por vencida.

"Aceptación, eso es lo que te falta, aceptación"

¡¿?!

Rápidamente me senté cuando oí esa voz hablar, asustada miré mi preciada herencia muy desconsertada.

Adelaine - ¡¿a-acabas de c-comunicarte conmigo?! ¡¿Aceptación en qué?!

Los pequeños segundos pasaron mientras la miraba, rápidamente me di cuenta de que no contestaría a eso y quería que yo lo averiguara por mí misma y me volví a caer al suelo esta vez por vencida.

Al oír un ruido volteé rápidamente para ver quien era, si mi consciencia o algo de la vida real, había una simple cabra viéndome fijamente, como si me estuviera preguntando qué hago con mi vida.

"¿Qué hace un animal aquí?..." me pregunté, intenté lentamente acariciar al animal y este en cambio salió asustado.

Adelaine - eres complicada, ¿sabes?...

Volví a mi cabaña, no tenía ganas de hacer nada ni recordar algo que me inquietara, pues cada vez que la utilizaba, tenía el control fuera de mi alcance, tanto como para no saber qué hago durante el toque.

Adelaine - agh, tengo hambre - dije levantándome para ir a mi alacena y ver lo que tenía - mmm... Tengo mucha fruta y verdura, tengo trigo en mi jardín pero... quiero algo nuevo, podría hacer galletas con un nuevo manjar, debería preparar pan o algún tipo de postre con relleno, tengo un libro de recetas que me dejó mamá para apoyarme, así que no puede ser tan difícil - dije mirando a la ventana para después abrirla - ya he ido al pueblo muchas veces pero no estaría mal comprar algunas cosas

Salir al pueblo una vez más esta vez me hacía sentir más feliz de lo normal, sentía libertad a plena distancia, entre más me acercaba, más felicidad sentía. Compré muchas cosas, huevos, plantas de vainilla, salsas, hiervas, estaba todo perfecto hasta que hubo gritos y murmullos, noté a la gente en multitud rodear a unas personas.

- a-abuelito... Bhuaa~

Lloraba una niña a un anciano ensangrentado mientras otras dos personas manchadas y heridas trataban de consolarla, luego vi acercarse los Señores Lavenza

NOBLESSE - La Amante - FrankensteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora