[01]: Papel

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05 de junio de 2001.
Draco, 21 años.
Charlie, 28 años.

Draco suspiró por enésima vez en el día. Claramente no era el día que esperaba, mucho menos el cumpleaños que esperaba.

No tenía sentido quejarse, así que solo se levantó del incómodo sofá y salió de la habitación mientras tallaba sus ojos en señal de cansancio. Ojala hubiese tomado en cuenta las palabras de su padre cuando le habló sobre lo agotador que sería empezar las prácticas para sanador en San Mungo, tal vez era lo único acertado que había dicho su padre en años.

Caminó por un rato con aparente tranquilidad hasta que un cuerpo se impactó contra él casi al momento de girar hacia otro pasillo, Draco tuvo que morderse la lengua para no maldecir y más aún cuando notó un cabello tupido.

—Granger.

—Draco, justo estaba, hm, —se interrumpió a sí misma y bostezó ampliamente—. Oh, perdón, decía que justo estaba buscándote.

Draco arqueó una ceja ante la simpleza con la que su nombre se deslizó por parte de Granger. Sabía que debía acostumbrarse ya que estarían trabajando por mucho tiempo juntos y, claro, la vería todos los domingos en los almuerzos de La Madriguera... si tan solo aceptara ir.

—¿Sabes qué día es hoy?

—¿Tanto estudio te ha hecho perder cualquier conexión con la realidad a tal punto de no recordar en qué día vives?

La chica bufó con falsa molestia y le dio un golpe en el brazo a la par que comenzaba a avanzar en dirección contraria a la que Draco iba inicialmente. Él no dijo nada, se limitó a seguirla.

—Y pensar que Charlie dijo que eres comprensivo y dulce en el fondo, no debí golpear a Harry ni a Ron para defender que tu novio tenía razón.

—Charlie les mintió, por si no lo detectaste.

Ella rodó los ojos, antes de que su rostro se iluminara por completo al recordar el porqué de su misión.

—Es tu cumpleaños.

Draco se tensó con facilidad ante las palabras, por una razón prefirió pasar el día en San Mungo y no en el mismo lugar que sus padres.

—Me felicitaste en la mañana. ¿Algo que no sepa? —el tono fue seco, pero débil al final.

—Charlie no lo olvidó.

Y sin más Granger, Hermione, le dio un sobre.

—Sabemos que, bueno, sigues intentando ser mejor que el chico de Hogwarts que fuiste. Charlie también lo sabe, él lo supo desde octavo año. Dices que fue un error imprudente que solo te salvó, pero es en los peores momentos cuando alguien muestra quien es en realidad.

Antes de que Draco pudiera replicar con "me benefició hacer eso", Hermione se alejó trotando, tomando su tiempo antes de girar a otro pasillo para gritar "¡lee eso ahora mismo!"

El rubió negó con la cabeza mirando con curiosidad la letra inclinada a la izquierda, tan característica de Charlie y retomó su camino a la Red Flú más cercana.

Cuando pudo llegar a su habitación, sin tener que encontrarse con sus padres o algún elfo, iluminó toda su habitación con magia no verbal conforme iba quitándose los zapatos y sentándose en la alfombra sin importarle cuán poco Malfoy era aquello.

Rompió el sobre lo más cuidadosamente que pudo, vaciando el contenido en el suelo. Entonces, se dio cuenta porque fue tan fácil enamorarse de Charlie Weasley.

Ni todos los regalos que sus padres depositaron en la entrada de su puerta esa madrugada se compararon con las decenas de notas que yacían en el piso. Tomó un papelito al azar y no pudo evitar sonreír al ver el dibujo de un dragón. Fue así con cada uno: por cada hoja de papel había un dibujo hecho por el mismo Charlie de todos los dragones de la Reserva en Rumania, un lugar que esperaba visitar.

Cuando terminó de verlos se concentró en leer la carta que su novio le escribió, en lo cuál tardó en realizar ya que con cada palabra burlesca o romántica en exceso rodaba los ojos o se reía entre dientes. Tal vez eso es lo que más le atrajo del pelirrojo: su capacidad para coquetear descarada y directamente, tanto como el propio Draco.

Draco nunca hubiese imaginado que sería novio de un domador de dragones que tenía Weasley por apellido y que logró hacerlo feliz por primera vez en su cumpleaños después de la guerra. La calidez en su pecho le dijo que no se había equivocado en aceptar esa cerveza de mantequilla en octavo año del cuál fue el profesor suplente de Cuidado de Criaturas Mágicas. 

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Me dije a mi misma: escribe el mínimo de palabras (100) y termina esto lo más pronto posible, pero me sabotee a mi misma y salieron +500 palabras 

En fin, los siguientes si que son más cortos... eso creo.

Nos vemos en el siguiente capítulo(:

loads and loads of love

Happy Birthday, DracoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora