[02]: Chocolate

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05 de junio de 2002.
Draco, 22 años.
Charlie, 29 años.

Charlie sabía que sería inútil mandar una lechuza cuando Draco seguía en San Mungo y dicho paquete terminaría en la Mansión Malfoy donde desaparecería en un instante. No ansiaba pensar en los métodos de destrucción que podría aplicar Lucius Malfoy a su regalo.

Así que obligó a Harry, quien en su lugar obligó a Ron, quién prefirió pedirle amablemente a Hermione que se encargará de darle, nuevamente, su mensaje a Draco.

Por un momento había optado en realizar lo mismo que el año pasado, pero después de dos años y medio de relación con el rubio (y un poco más de eso conociéndolo) supo que tenía que superarse a su yo del año pasado. Es que, ¿acaso su novio no le había dado uno de los mejores regalos de su vida en su último cumpleaños?

—¿Sabías que caminar de un lado a otro no hará que el hurón aparezca por arte de magia? —Ron arrugó la nariz con falso desagrado ante la mención del rubio— ¿Y alguien podría repetirme por qué sigo aquí viendo a mi hermano mayor suspirar por su novio que es un idiota?

Charlie se apresuró a contestar —En realidad, Draco si puede aparecer por arte de magia.

—Y estamos aquí porque Hermione te dijo que ayudarás a Charlie y no puedes soportar tal castigo por lo cual me invitaste a venir —Harry intervino con una media sonrisa, un tanto forzada, en el rostro; el domador de dragones no quiso pensar más en el hecho de que el moreno había estado comportándose así desde que llegó—. Solo faltan unos minutos y podremos dejarlos solos.

Ron negó con la cabeza, salió de la cocina y con desgana se tiró al sofá de la sala, pero con cuidado de no ensuciar. Charlie lo mataría si llegara a dejar una simple mancha en cualquier parte del nuevo apartamento que había conseguido rentar para así facilitar sus encuentros con Draco. Así que se limitó a prender la televisión, que él mismo sugirió comprar, dejando a su hermano y a su mejor amigo en un silencio incómodo.

Charlie dijo “gracias” para romper el mal momento al mismo momento que Harry soltó “debería irme”. Ambos se miraron por unos segundos hasta que Harry desvió la mirada con irritabilidad.

—¿Dirás que te pasa o debo adivinarlo?

Harry negó con la cabeza y miró fijamente a Charlie.

—No creí que fueran muy en serio.

El pelirrojo frunció el ceño —¿Por qué? ¿Querías tantear el terreno y llegar a él?

El moreno resopló molesto.

—No es eso, para nada. Simplemente es raro que tú solo lo conociste en octavo año y yo, er, nosotros, sabemos más de él que tú. ¿A mí solo me saluda por maldita obligación y tú eres su jodido casi esposo? Y, aún así, creo que lo sigo conociendo más que tú y…

—Crees que lo conoces, pero no es así —Charlie subió la voz con la molestia brotando de él—. No porque recuerdes la maldita marca de chocolates franceses que su madre compraba para él significa que conoces cómo es cuando…

—Mione mandó el patronus es hora de —Ron entró agitado a la cocina, miró a Charlie y después a Harry, abriendo los ojos con horror al ver el semblante de su mejor amigo—... irnos, si, es hora de dejar a los tortolitos —se acercó a Harry y lo tomó por los hombros—. Vamos, compañero. Creo que necesitamos hablar de nuevo.

Harry tuvo la decencia de parecer avergonzado y se dejó llevar por su amigo, antes de que pudiese despedirse.

Cuando supo que estaba solo, Charlie inhaló y exhaló con fuerza. Tuvo ganas de reírse, ¿cuál era la probabilidad de que su hermano adoptivo sintiera algo por su pareja actual?

Sabía que tenían una historia y Charlie no podía usar un giratiempos para conocer al Draco de hace años, pero algo en el fondo de su mente le dijo que dejara de ser estúpido. Así que lo intentó.

Aunque el sentimiento de saber que pasaría si Harry quisiera más que el saludo obligatorio de su novio se desvaneció hasta que Draco entró a la cocina y abrazó por detrás.

—Eres un imbécil, un lugar para nosotros, dime ¿quién es el romántico ahora?

Charlie se volteó para encontrarse cara a cara con Draco. No pudo evitar regocijarse al darse cuenta la manera tan significativa en que Draco lo miró.

Está bien, todo está bien. Se dijo a sí mismo.

Al terminar de mostrarle todo el departamento, Charlie recordó la caja de chocolates franceses que había comprado por sugerencia de Harry. Lo aprovecharía más tarde.

Decidido, no pensó más en esa situación y con una sonrisa coqueta logró llevar a la habitación a un Draco muy dispuesto a querer follarlo sobre el nuevo colchón.

Fue hasta la noche que Charlie, con un guiño y su cuerpo relajado, le entregó a Draco la caja de chocolates. Si recibió una tercera ronda de agradecimiento con la polla de su novio en el culo, eso entra en la categoría llamada nadie necesita saber.


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Quiero creer que aquí solo Harry tiene un flechazo por Draco, nada más. Lástima, amigo, ya no participas!!

En fin, de nuevo me pasé del límite porque me encanta escribir a un Harry celoso (y más pq sabe que no tiene oportunidad, ay, modo triste) y Charlie tomándose lo mejor que puede todo. Les doy mi palabra de que nuestra parejita habló del tema cuanto antes para así evitar malentendidos :b

Nos vemos en el siguiente capítulo (:

loads and loads of love

Happy Birthday, DracoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora