Demasiado tarde... No mejor dicho justo a tiempo

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Hola abuelo, como estas? Pasaron casi cuatro meses y sabes que estuve a punto de ir a visitarte hace unos días por una razón u otra no pude llegar, espero poder decirte cara a cara cuanto quiero ir de pesca con vos, viejo yo no estoy enojado, solo estoy ocupado y entre laburo y facultad no tengo tiempo de ir a verte, no estoy enojado con vos ni nadie, solo que la vida no me da lugar a verte.

Bueno ya sin querer te solté una primicia de lo que te iba a contar, conseguí trabajo estoy haciendo lo que me gusta y amo, aquello para lo que vengo preparándome desde pequeño y sabes que lo disfruto; no es un trabajo es una vocación para mi, soy un tipo afortunado 24 años tengo y sigo hablando con vos es increíble ¿no te parece? La mayoría de las personas de mi edad o se la pasan discutiendo o solo ignoran a sus mayores y vos tienes nietos que mueren por hablar con vos, tienes tanto que opinar de lo que sea siempre que a veces es un poco cansador aun así como mi abuelo que sos te escucho y disfruto de cada anécdota sea realidad o solo fanfarronería hacia para con tus nietos. pasaron cuatro meses y la ultima vez no dijiste nada la ultima conversación que tuvimos fue que estaba buscando trabajo, ahora que lo tengo no tuve la oportunidad de contarte.

Antes de irme de vacaciones te vi para año nuevo y ahí me dijiste que pensabas que te visitaba poco porque estaba enojado, no sabes cuanto duele saber que pensabas eso, perdón no fue mi intención hacerte sentir eso. No te visitaba, no visitaba a nadie, venia saliendo a penas y con mucho esfuerzo de unos problemas y no tenia lugar a hacer nada para con nadie, por eso no te visitaba pero bueno para alguien de otro punto de vista sonara a excusa, abuelo te quiero y no estoy enojado con vos, lo estuve en mi adolescencia pero ya no, ya paso la etapa donde no te visitaba porque eras pesado y no te aguantaba ya paso la etapa de mis malos humores, hicimos las paces el uno con el otro nos amigamos de nuevo y cubriste un par de cagadas que me mandaba para que pueda zafar de puteadas, entre esas anécdotas destaca cuando en frente de toda la familia saque un encendedor para prender una vela y vos unos días antes te enteraste que yo fumaba y vos trataste de cubrirme cuando en realidad ya todo el mundo sabia de antes que vos,  gracias abuelo, gracias por enseñarme a pescar, gracias por tu cariño, por tu paciencia y por ayudarme, gracias por darme la oportunidad de despedirme en ese sueño y gracias por permitirme hacer las paces. Te extraño te mando un abrazo al cielo viejo rompe bola.

Cartas para el confesionarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora