Una mirada,un beso al aire,un puchero,una sonrisa...A fin de cuentas todos estos son gestos que llegan a amar,querer u odiar más que nuestra lengua.Nuestras cejas poseen más sentimiento que nuestras palabras,nuestros labios poseen más sentimientos que las letras en sí mismas,nuestros ojos,nariz...poseen más sentimientos que nuestros pensamientos.
Estaba yo parado frente al espejo de mi baño,con las manos en el lavabo y los ojos encharcados de lágrimas que tenían un rumbo trazado.Estas recorrían mis mejillas y acababan en aquel trozo de mármol.
Siempre pensé que llorar por amor era algo de débiles,pero eso queda atrás cuando tu eres el creador de las mismas.Dejas de verlo como algo de frágiles a saber que solo el más valiente malgasta todas sus energías en una exploxión de emociones.
Inhalé hondo intentado acallar esos sollozos que empezaron a ahogarme,a cortarme el aire...Mas en el proceso,la lucha que en mi garganta tenían mi corazón y razón se tornó violenta.
Alcé mi vista a mi reflejo y aquel rostro demacrado con los ojos al rojo vivo,con ojeras marcadas por el insomnio fue lo único que se hizo presente.
En momentos como aquellos me arrepentía de haber llevado a Hans a mi casa,me veía y solo observaba el reflejo de un traidor,de una gacela oculto tras el traje de un león que intentaba dar caza a las demás gacelas sin estar hambriento y siendo herbívoro.Pero...
Fruncí el ceño y mi mente empezó a maquinar.
Yo no era el único que se disfrazaba,¿no?
-Los judios también...Ellos intentan...intentan camelarnos con sonrisas para en la esquina de turno clavarnos puñales,¿verdad? Nos miran con ojitos de corderito para...-suspiré-Para que les demos trabajo,¿sí?-Mi respiración se aceleró.-Nos...Invitan a sus casas y...nos hacen sentir magia para luego mostrarnos que nada era real,sino solamente el mayor juego de ilusionismo nunca visto...
Dos toques en la puerta me cortaron.
-Konradin,¿estás bien,querido?-La voz aterciopelada de mi madre sonó tras esta.
Limpié con el dorso de mi mano la que yo sabía que era mi última lágrima.
-Cariño,tu padre y yo,te llevamos esperando cinco minutos,la cena se va a enfriar.
-Perdón,madre,estoy un poco mal de la tripa no creo que pueda ir a comer.-Susurré.
-Mi amor,abre la puerta por favor.-Su tono de voz también bajó,qué bonito eso de las madres,esa habilidad de saber cuándo algo con sus hijos no va bien.
-Huele un poco mal,no creo que...
-Konradin,si el judío ese y su familia te han hecho algo...
-No,no,no-podía yo estar mal,pero jamás intentaría pasar aquel dolor a quién me enseñó a vivir.-Solo me duele la tripa y ya,ahora bajo.
-Hijo mío te lleva doliendo la tripa una semana,¿no te habrán intoxicado la bebida o algo esos malditos?
-Mamá,¿cómo puedes decir eso?Hans y su familia nunca me harían nada.
-Cariño,solo el que mejor te conoce sabe clavar un puñal sin tú sentirlo,para luego retorcerlo.
-Deja las paranoias a un lado.-Apoyé mi espalda en la puerta y esta se deslizó hasta dejarme sentado en el suelo.
-No son paranoias,es la verdad,incluso tú,hijo mío sin saberlo puedes estar manchando tus manos de sangre sin sentirla acariciar tus palmas.
Miré esa parte de mi cuerpo y la seguí escuchando.
>>Además,acuérdate,hoy,mañana y siempre que solo el judio que toma tu mano agarra tu brazo,y dejan de ser lo que son,exclavos,para creerse reyes y utilizarnos a nosotros,los Aria,como trabajadores,mulas...Eres mejor que ellos,no pierdas tu tiempo llorando por quien no lo merece,ni te merece.
