Pierre & Geraldine

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Un viaje muy largo
PIERRE

Estaba en el jet esperando a la fiera, la verdad es que había tenido mucha paciencia y mucha comprensión para no irme ese mismo día que llame a Geraldine.

-Señor las tripulantes de cabina acaban de llegar- dijo Pol uno de mis hombres de confianza.

-Geraldine ¿donde está?- Esta mujer hacia que me saliera de control, cuando seamos marido y mujer todo será diferente.

-En un minuto estará aquí señor- dijo y dicho y hecho, una despampanante mujer enojada se subió al jet.

-¿Estas enojada?- su reacción me hacia gracia. Me miró con los ojos brillantes.

-¿Tu que crees?- dijo sentándose en un asiento muy lejos del mio.

-Tu lugar es a mi lado, ya te puedes estar sentando aquí- ella me miro con una ceja levantada.

-Sigue soñando imbecil- es tan mala hablada, Geraldine tenía algo que no tenía nadie y era lo fácil que me saca de casillas.

-Cinco, cuatro...- empecé a contar.

-Ja ni pienses que voy a sentarme contigo, me voy a la habitación entre más distancia tome mejor- dijo ella parándose.

-Tres, dos...- estaba empezando a cabrear- y...

-Esta bien me siento a tu lado- paso por mi lado y fue en ese momento en el que aproveche para cogerla del brazo y sentarla en mi regazo-Pero que haces imbecil, me tienes harta, te odio Pierre te odio.

-Mira ya tenemos algo en común, el odio es mutuo- dije acomodandola- No me gusta ese vestido que traes puesto.

-Me importa una mier...- la cogí de la cintura y la acomodé mejor.

-No me gusta que tus pechos se vean expuestos- dije mirando fijamente sus pechos- aunque puedes utilizarlo en mi presencia.

-Claro y privar a la gente de esta preciosidad de mujer, aunque yo no me visto de esta forma para agradar a nadie sino por que me siento explendida con esta ropa, me gusta mostrar a la gente que soy guapa, ya sea con un costal o con un vestido de marca- Aunque cariño déjame decirte que soy modelo,  hay hombres que me han visto con más poca ropa que tú, así que mejor dejemos esta conversación así, que entre más me prohíbas algo más lo haré.

Yo la mire fijamente, Geraldine es la primera mujer que me deslumbra, todo de ella me encanta.

-Tengo una imagen y esa imagen va seguir tal cual. No quiero que hablen de mi y al hacerlo de ti ya que eres mi prometida pues ya sabes... opinen cosas que no me gustan.

-Tengo una pregunta para ti- tal vez a las personas que estén en el jet dábamos una impresión de enamorado, pero en realidad solo éramos dos desconocidos, aunque a su favor, Geraldine me trae loco- ¿Eres gay? Y por eso quieres obligarme a mi a casarme contigo...- solté una carcajada.

-No sabía que eras homofóbica, creía que tenías la cabeza más abierta-  esta mujer es increíble- Y si soy gay es mi problema, tu solo tienes que limitarte a casarte conmigo por el bien de la niña, ¿no crees?- dije con mi típico tono de voz cortante.

-No la metas en esto, sabes que me caso contigo nada más que por ella, así que deja...

-Sabias que eres un grano en el culo muy bonito- dije rosandole mi dedo por su mejilla.

-Y tu sabías que eras idiota y un idiota feo y sin gracia- dijo fulminandome con los ojos.

-Vaya, ¿así se siente cuando te dicen feo?- sonreí- Hoy iremos primero donde  Violette y después te enseñaré la casa donde nos iremos a vivir cuando seamos marido y mujer, creo que te encantará- tenia un leve presentimiento de que le iba a encantar la casa. Investigue y observe todo lo que le gustaba, espero por lo menos acertar.

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