Capítulo 50

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-¿T/n? – Mijael me mira - ¿Estás lista?

Y yo miro a Dabi.

+Puedes hacerlo, vamos niña.

-No, no puedo – no soy capaz de levantarme – sácame de aquí, necesito salir de aquí.

Dabi me observa, sabiendo que no estoy bromeando. Me siento enferma y como si todo a mi alrededor fuera a estallar; y él aprieta los labios asintiendo.

Todo pasa entremedio de la confusión, pero sé que él y un oficial me hacen salir del salón de juicios, hasta que mis pies se clavan en el piso y caigo de rodillas.

Tengo miedo, terror, pánico. El aire me falta, las manos me sudan y tiemblan; todo a mi alrededor da vueltas. No soy capaz de enfocarme en nada, excepto en la presión de mi pecho y el hecho de que ese hijo de puta está dentro del estrado.

+Tienes que respirar profundo, nadie te hará daño.

-¡Es que no lo entiendes! – empujo a Dabi cuando su mano se apoya en mi hombro, porque no puedo distinguirlo con claridad - ¡Él me hizo daño! ¡Le hizo daño a mi hermano!

+Pero tienes que ser fuerte, T/n – deja su mano en mi cara y limpia mis lágrimas – Tienes que ser fuerte, subir ahí y luchar por ti y por tu hermano.

-¿Y si no soy lo suficientemente fuerte, Dabi? – sollozo –

+Lo eres – el azabache se acerca para besarme. Acaricia mi cabello, y luego me abraza; es imposible que menos lagrimas salgan, pero también lo abrazo.

Me hundo en sus brazos y lloro lo suficiente para dejar su traje empapado.

+Te he visto luchar por lo que quieres, de lejos, y de cerca. Nunca te dejaré sola, niña – toma mi barbilla obligándome a verlo – Desde el primer día que te vi, supe que quería protegerte para siempre. Y me juré a mí mismo, a partir de la primera noche que te tuve entre mis brazos, que nunca te dejaría sola.

Más lágrimas salen de mí, y vuelvo a hundirme en su pecho. Dabi acaricia mi cabello y me mece para tranquilizarme. En ocasiones deja pequeños besos en mi cabeza; ¿cómo no amarlo? Es perfecto.

Me separo un momento de él para limpiar mi cara; toma mi mano; ambos nos levantamos; le doy un último abrazo y dice...

+¿Estas lista?

Y yo asiento. Dabi toma mi mano, para luego caminar de nuevo a la sala. Un oficial nos abre la puerta, y ahí está. Mi "padre", subiendo al estrado.

Caminamos de nuevo a nuestros lugares, Dabi se sienta a mi lado y toma mi mano por debajo de la mesa.

-Señor Yoshida – el abogado de papá habla - ¿Cómo era la relación de usted con sus hijos? – el mal nacido sonríe –

-Bueno – comienza hablar, y yo aprieto la mano de Dabi – Mi relación con mis hijos era como la de cualquier otra relación padre-hijo...

-Objeción, lo está guiando – Mijael habla –

-Ha lugar – el juez acepta la objeción, y me emociono por lo bajo.

El abogado de papá se sienta, y Mijael es quién dice las preguntas ahora.

-Señor Yoshida – dice – Hay pruebas de que usted abusaba físicamente de sus hijos, ¿es eso cierto? – papá se acomoda en su asiento –

-Objeción, rumores – el abogado de papá habla –

-Señoría, tenemos evidencia.

-Objeción denegada.

-¿Podría responder a mi pregunta?- Mijael continúa –

-Yo no recuerdo haber sido violento con ellos en ningún momento – dice – Como dije, nuestra relación era como la que cualquier otra.

Marry me - Dabi y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora