Capítulo 49

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*2 semanas después*

~ EL JUICIO ~

Hace frío.

Mucho frío. Demasiado.

Los nervios me recorren de pies a cabeza. Y ni hablar de la ansiedad.

Mi piel se eriza y siento que no puedo respirar correctamente. Quiero salir de aquí, gritar, correr, escapar de este lugar y por una vez olvidarme de todo lo que está pasando. En cambio, tengo que quedarme aquí para que se haga justicia.

Y no solo por mí. También por Abel.

Voy subiendo el elevador, esperando, y sudando hasta llegar a la sala del juicio.

+Te vas a destruir los dedos - toma mi mano y la lleva a su boca para besarla - Todo va a salir bien amor.

Asiento dándole una sonrisa que para nada muestra felicidad. Creo que Dabi se dio cuenta por esa sonrisa, que estoy más que muerta por el miedo, y que los nervios y la ansiedad me están comiendo. En cambio, dejo de tronar mis dedos, pero sigo jugando con los dedos de la mano que tengo libre.

Cuando las puertas del elevador se abren, mi corazón parece querer salirse de su lugar. Dabi toma mi mano aún más fuerte y caminamos junto con uno de los abogados hasta dar con unas puertas dobles de madera.

Mijael: ¿Estas lista? - me sonríe -

Muerta de miedo.

-Lista. - respondo -

Dos oficiales abren las puertas, parte del público voltea a verme y mi ansiedad estalla. Logro diferenciar a Abel y a Caleb entre la gente, y hay una parte de mí que siente alivio.

+Iré a sentarme por allá - señala una de las sillas libres del fondo - Todo estará bien, ok?. Ganaremos ese juicio - me sonríe y por último deja un beso en la comisura de mis labios.

Mijael y yo caminamos hasta donde se supone que son nuestros asientos y esperamos. Me siento junto a Abel, y me sonríe.

-No hace falta que finjas, Abel - le digo -

-Solo trato de no perder la calma - vuelve a sonreír -

-Bueno - me acomodo mejor en mi asiento - Creo que eres bueno para esto.

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El ambiente se mantiene tenso mientras que yo trato de calmarme. Cuando a papá lo trajeron esposado y escoltado por dos oficiales, aparenté no verlo. Pero estaba enojado, muy enojado.

Los pocos segundos en los que vi su miserable rostro, solo me hizo recordar ciertas cosas desagradables que hacían que mi miedo aumentara. Y ahora hay una nueva cosa que quiero hacer: vomitar.

-Todos de pie para recibir al juez de la corte.

Un hombre de traje entra, se sienta en el podio y comienza a hablar.

-Hoy, 18 de diciembre, estamos aquí porque se le acusa al señor, Yamada de maltrato infantil, señorita T/n – mierda, mierda, mierda – Por favor, suba al estrado para declarar.

El juez me mira, pero yo no hago más que no moverme y quedarme viéndole a un punto fijo en el suelo.

-¿Señorita T/n? –

- Necesito salir de aquí.. – siento una presión fuerte en el pecho, también siento que el aire me falta y... necesito salir... -

- ¿Estas bien? - pregunta Abel -

Marry me - Dabi y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora