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Estaba nervioso y algo aterrado, no podía creer lo que había hecho unas horas atrás, no dejaba de mirar hacia la ventana esperando a que todo salga bien y así no tengan que colgarme del cuello.

No dejaba de dar vueltas en la habitación preocupado, de la nada la puerta se abrió mostrando a un Klaus con una ropa bastante extraña.

—Oye Cinco

—¿Que quieres?

—Ben, Vanya, Diego y yo nos escaparemos a un antro qué hay a unas cuantas calles no muy lejos, te nos unes?—Pregunto emocionado.

—No me interesa—Trate de sonar lo más natural

—Tú te lo pierdes—Cerro la puerta y yo fui hasta esta para cerrarla con pestillo.

Me senté en la cama y puse mi rostro entre mis manos esperando que el momento de hace unas horas se borrase.

¿Por que le dije que podía venir aquí? Era un idiota, y ¿por que cada vez que la tenía así de cerca sentía ese calor? Era una estupidez pero era una estupidez que no podía sacar de mi cabeza.

Escucho como alguien tocaba, se giró y miro hacia la ventana, en esta había una T/n esperando a que le abriesen. Él se aclaró la garganta y fue hasta la ventana, la abrió despacio y la ayudo a entrar en la habitación.

—Tardaste.

—¿No hubiera sido más fácil si entraba por la puerta? Tarde un buen rato en encontrar la ventana—Ella se sacudió el polvo.

Me fije que llevaba un lindo suéter rosa pálido, unos pants negros y unos tenis del mismo color. Mientras que yo llevaba el suéter azul de cuando salimos aquella vez y un pantalón de pijama.

—A mi padre no le gustan las visitas y menos a esta hora—Me senté en la cama—Puedes sentarte si quieres

—No digo yo que no le gusten a esta hora—Se apoyo en un estante—Es media noche

Me encogí de hombros. Ella miraba la habitación con curiosidad mientras jugaba con sus dedos. Gesto que me pareció algo tierno.

—¿Quieres hacer algo?—Pregunto sin mirarme

En estos momentos nos encontrábamos jugando Monopolio, ella me acaba de enseñar cómo se juega pero le estoy ganando quitándole todas sus propiedades.

—Págame—Chasqueó la lengua enojada.

La vi como contaba el poco dinero que tenía sacando apenas la cantidad que necesitaba. Me lo entrego y yo lo acepté con una sonrisa.

—No me creo eso de que no sabias jugar—Dijo apoyando su cara en sus puños.

Yo tomé los dados y los lancé, moví mi ficha a una de las casillas de mi propiedad.

—No sabía—Sonreí y ella rodó los ojos soltando una risita—¿De que te ríes?—Negó con la cabeza.

Le entregue los dados y ella los lanzó, movió la ficha quedando en la misma casilla que yo.

—Págame—Dice con malicia.

Bufo y comenzó a contar el dinero dándose cuenta que no tenía suficiente.

—¿Te lo puedo deber?—Dijo bajito

—No

—No quiero hipotecar otra propiedad, me quedan pocas—Me miro con ojos de perrito—¿No aceptas dinero real?

—Págame—Repetí con maldad

—No puedo—Se cruzo de brazos—Ya no quiero jugar, me rindo, ya ganaste—Yo me acerqué a ella para molestarla y comencé a tocar sus mejillas.

—No te rindas así de fácil—La sacudí—Vamosss, hipoteca otra propiedad para que puedas pagarme, quien sabe, tal vez caiga en tu propiedad la próxima vez—Solté una risita—En una que no esté hipotecada—Reí

Ella quitó mis manos de sus hombros pero yo me apresuré a volverlas a poner ahí para seguir molestando, me acerqué más a ella poniendo una de mis rodillas sobre el tablero. Su rostro se veía enfadado y harto pero yo solo quería seguir molestándola.

—Déjame tranquila, ya no voy a jugar contigo—Dijo intentando soltarse pero yo no la deje.

Vi como se tornaba una sonrisa en sus labios y yo seguí sacudiéndola.

—No te rindas tan fácilmente—Dije entre risas

Ella se puso de rodillas para empujarme cosa que logro pero yo nunca solté mi agarre haciendo que los dos cayéramos al suelo, ella sobre mi, nuestros rostros estaban demasiado cerca y ninguno de los dos reía como antes. Sus mejillas estaban color carmín, desvió la mirada y yo comencé a sacudirla de nuevo para que no se sintiera incomoda.

—Eres una tramposa, ahora regaste todo el juego y no recuerdo cuáles eran mis propiedades—Si las recordaba.

—Tú eres el tramposo—Dijo con una risita.

Me gustaba ver cómo reía, seguía hablándole pero no quitaba la vista de sus labios pues esa sonrisa me gustaba, no sabía jugar monopolio pero me gustaba ver cómo se enfadaba cuando no le salían las jugadas y me gustaba ver su risa tonta.

—Seguiré jugando si me respondes una pregunta.

—Que quieres—Respondí algo brusco.

Ella se acomodó (seguía estando encima de mi) comenzó a mirar mi nariz para luego mirar mis labios.

—Prefieres que te diga Cinco o Aidan—Yo puse mi mano en su cabello.

—Cinco obviamente—Comencé a acariciar su cabello—Es mi nombre después de todo. Aidan fue solo para tu padre—Ella asintió—Ahora quítate, vamos a seguir jugando.

—Estoy cómoda—me abrazo aferrándose a mi para que no la moviese.

No dije nada y me quede en esa posición con ella encima, no estaba incómodo así que no tuve problemas con quedarme así. Vi su celular  algo lejos y lo tomé, estaba bloqueado y cuando le pregunté ella lo desbloqueó sin preguntarme el porque lo quería.

Entre en la cámara y nos tome una foto, la vi y me gustó. Salí de la cámara y me metí a uno de los juegos que tenía en su celular y comencé a jugarlo por un buen rato.

Salto una notificación de que estaba en 20% así que salí de la app y me di cuenta que ya eran las 4 de la mañana. Moví a T/n que se encontraba dormida en mi pecho, la sacudí hasta que despertó.

—¿Cinco?—Me miró confusa

—Creo que deberías irte, es tarde—Ella asintió medio dormida.

Le entregue su celular y comencé a recoger el monopolio mientras ella se lavaba la cara en el baño. Cuando termine lo metí en su mochila. Salió del baño y me sonrió.

—Voy a llevarte hasta tu casa—Dije

—No, no hace falta en serio—Dijo acercándose a mi—No es como que vaya a irme caminando, me voy en moto

—¿Tienes una moto?—Ella asintió—Esta bien

Me dio un abrazo el cual yo correspondí. Cuando me soltó plantó un beso en mi mejilla haciendo que estas se sonrojasen.

—¿Y eso?

—No lo se—Miro el suelo—Solo tenía ganas de hacerlo.

Fue hasta la ventana y se despidió con la mano, bajo por la escalera qué hay pegada a la pared. Apague la luz y fui hasta mi cama y toque mi mejilla Justo donde ella la había besado.

Nunca había sentido esto pero creo saber que es.

Camino al Apocalipsis. | Cinco x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora