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Y se había vuelto una costumbre, algunas noches se colaba en mi habitación y hacíamos cualquier cosa. Ver películas, jugar juegos de mesa, hablar toda la noche, otras veces salíamos juntos por las noches al cine a escondidas tanto ella como yo, cuando mi padre iba de viaje (qué era casi nunca) teníamos chances de salir en el día. Aunque una de mis cosas favoritas era cuando ella venia no muy tarde en la noche y simplemente se dormía a mi lado hasta cierta hora de la madrugada para luego irse a casa.

Llevábamos 4 meses con esa rutina que no me aburría en lo absoluto. Me encantaba.

Y en cuanto a aquel primer beso (en la mejilla claro está) se volvió una costumbre para ella el hacerlo, ya sea para saludar o despedirse, aveces en momentos cualquiera sin explicación alguna. No me molestaba pero últimamente cada vez que lo hacía sentía un pequeño cosquilleo, no solo en mis mejillas sino dentro de mi.

Escuche el sonido de mi ventana, fui a abrirla y ella me sonrió. La ayude a entrar a la habitación. Ya estando adentro me dio un abrazo y no tardo en plantar un beso en mi mejilla como siempre hacía y de nuevo sentía esa sensación tal inexplicable pero agradable. Al separarse pude ver un pequeño brillo en sus ojos aunque solo tenía la luz de una lámpara encendida lo que quiere decir que no estábamos tan iluminados como para yo poder ver aquello.

—¿Por que tan feliz torpe?—Le digo así de cariño.

—Te tengo una sorpresa Tontín—Así me dice ella a mi.

Nos sentamos en la cama y ella sacó lo que parecía ser la caja de un celular nuevo de su mochila. Automáticamente me hice la idea de lo que planeaba y comencé a negar con la cabeza.

—Escucha, mi padre me compro un teléfono nuevo cuando vio mi boletín de notas tan excelentes—sonrió—Así que quiero darte mi teléfono viejo, realmente no es tan viejo. Salió hace como dos años pero como tengo uno nuevo ya no me hace falta.

—No puedo aceptarlo torpe.

T/n era una niña rica al igual que yo, la diferencia es que ella si tenía acceso al dinero y por lo tanto le encantaba comprarme cosas las cuales me negaba a aceptar y aunque ella no haya comprado ese teléfono simplemente no podía aceptarlo.

—Vamos Cinco—Agarró mis manos—Quisiera mensajearte de vez en cuando o preguntarte cuando podremos salir así no tener que esperar a que me llames a no se que hora de la madrugada.—Negué—Tómalo como regalo de cumpleaños adelantado.

Sabía que insistiría hasta que lo tome. Solté un suspiro y cogí el teléfono "viejo" que había puesto encima de la cama al lado del nuevo. Ella celebró y me abrazo.

—Borre todos sus archivos así que, se podría decir que está de fábrica—Se sentó a mi lado—Puedo ayudarte a configurarlo si quieres, se que nunca has tenido uno.

—Está bien torpe—Le sonreí de lado.

Nos acostamos en la cama y ella me enseño cosas que no sabía. Me dijo que había comprado un número para mi aunque estaba a su nombre pero igual era mío. Me ayudo a descargar apps y todo eso.

Luego de un rato ella estaba abrazándome mientras yo usaba "mi celular", iba a intentar moverme para acomodarme pero me di cuenta que ya ella estaba dormida. Solté un suspiro y acaricié sus cabellos suavemente y deposite un beso en su frente.

Ella se removió un poco pero no demasiado, se apegó un poco más a mi si es que eso era posible. Vi mi celular y no me resistí. Tome una foto de nosotros, una selfie normal. Yo miraba a la cámara con una pequeña sonrisa y T/n estaba acurrucada en mi pecho.

Me metí a la galería del celular para verla y noté que no era la única foto. T/n dijo que había borrado todo así que no tenía sentido que hubieran mas aparte de la que tomé. Abrí la otra foto que había y era una foto de ella de pequeña.

Tal vez tendría unos 4-5 años, tenía el cabello hecho rulos y llevaba un lindo vestido de hada, en su mano tenía una bolsa en forma de calabaza y una gran sonrisa en su rostro.

No pude evitar sonreír al ver a aquella foto de la chica que se encontraba a mi lado. Sentí como mi estómago se revolvió un poco y mis mejillas se coloraron. No sabía porque me sentía así con ella.

Solté el celular y me di la vuelta dándole la espalda. Ella me hacía sentir cosas que no tenía mucha idea de que eran, solo sabía que al estar con ella era más feliz y con su cercanía me sentía mejor.

—Creo que es mejor que me vaya—La escuche decir.

Me giré para verla y ya estaba sentada de espaldas en la cama. Su pelo estaba desordenado, se levantó y se puso los zapatos con tranquilidad. Se colgó la mochila del hombro y me vio con una pequeña sonrisa.

—Oye... gracias

—No tienes que—Soltó un suspiro y reventó sus nudillos—Me voy

—Espera! Se nos estaba olvidando lo más importante.

—¿Eso es?

—No me has dado tu número para poder agregarte—Ella hizo un facepalm—Torpe

—Cierto, aunque yo tengo el tuyo agregado en mi celular—Te lo dire.

Cogi el celular y mientras ella lo dictaba. Le di a guardar aunque no sabía que con que nombre la agendaría. Podría ponerle solo su nombre pero creo que sería algo seco.

—Adiós Cinco—Sentí sus labios estamparse en mi mejilla. Sentí aquello otra vez pero no dije nada.

Se fue por la ventana como siempre y yo apague la luz de la lámpara que estaba encendida.

Mire su número que aún no tenía un nombre y se me ocurrió un nombre que ponerle, era cursi y estupido pero me gustaba.

"Mi hada"

Camino al Apocalipsis. | Cinco x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora