ONZE

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Neji abrió y cerró la boca, su padre si que sabía dar donde duele.

– ¡Eres un...! –

– ¡Cierra esa maldita boca antes de que te la cosa! – amenazo el Alfa poniendo las manos en las caderas, tratando de mantener sus garras en algún lugar que no fuera la garganta de su hijo. – Tu maldito mal genio va a acabar con la paz de esta manada – el alfa estaba empezando a sentir como un dolor de cabeza se comenzaba a formar justo detrás de sus ojos. – Contrólate o haz algo, pero deja de desquitarte con todos los que te rodean –

Decir que el lobo más joven estaba furioso era poco, toda esa situación era como dormir sobre nitroglicerina sobrecalentada, el alfa debía de estar pateando el culo del centinela agrede mujeres, en vez de estarle riñendo por haber puesto al tipo en su lugar.

– Si estoy de buen o mal humor no tiene nada que ver con lo que ese idiota le estaba haciendo a su pareja... –

Los humos del alfa bajaron lentamente, en eso su hijo tenía razón.

– Te doy algo de crédito por patear a ese culo engreído – aceptó a regañadientes. – Pero date cuenta de algo, si yo no hubiera llegado a tiempo, lo habrías matado –

Ahora fue el turno de Neji de poner las barbas en remojo, sentándose pesadamente sobre la cama, puso los codos sobre sus muslos y sostuvo la cabeza entre sus manos.

– El lobo me está volviendo loco – se quejó, odiándose a sí mismo por tener que admitir que su padre tenía razón.

En momentos como ese era cuando Hizashi más extrañaba a su pareja, usualmente era partidario partir, golpear o tirar contra una pared a sus problemas o a quién se los causaba, pero ante el asunto de su hijo y la gatita melindrosa no sabía qué hacer. Pasándose las manos por los mechones de cabello castaño, los aparto de su rostro, estaba frustrado y odiaba la sensación de impotencia.

– Mira, hijo – se sentó Hizashi junto a su cachorro, la vieja cama se quejó por el peso de dos hombres bastante sólidos. – No creo que esa felina y tú sean una pareja destinada. Ustedes son de especies animales diferentes. Ya es todo un logro que lográramos acordar la paz entre las manadas, pero de allí a aceptar a su Alfa emparejado con una gata, no creo que eso ocurra. Recuerda que una felina como ella está destinada a darle cachorros a un alfa, el simple hecho de que sean de especies distintas impedirá eso. No es natural que un lobo y una gata se apareen –

Era casi cómico ver a un par de hombres adultos con esa actitud de niños abandonados, ambos tan parecidos físicamente como padre e hijo podían llegar a ser.

– Lo sé padre – hablo Neji con la vista concentrada en un punto en el viejo piso de madera. – Yo sé que estará mejor con los suyos, el detalle está en convencer a mi lobo de que es lo correcto –

Hizashi guardó silencio, qué podía decir respecto a eso. Al final decidió cambiar de tema.

– El concilio de manadas será en una semana – habló mientras le daba una palmada bastante fuerte en la espalda a su hijo, tanta mierda sentimental lo ponía de nervios. – Quizás encuentres tu pareja allí –

– Ya la encontré, papá – se puso de pie, recostando la espalda contra la puerta, se golpeó la cabeza en la madera tratando de calmar a su lobo que aruñaba desesperado ante el simple recuerdo de la tierna gatita. – No sé que estarían tramando los dioses cuando escondieron la mitad de mi alma en una chica de diferente especie a la mía, sólo para negármela de esta manera tan cruel. Si tan solo ella hubiera nacido siendo un lobo, ahora la manada entera estaría celebrando que su Alfa está enlazado con una chica escogida por los mismos dioses. ¿Quizás ya estarías anunciando la llegada de nuestros cachorros? –

Cuando el lobo atrapó a su gato - Nejiten [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora