DOUZE

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Tenten por poco se ahoga con el trago de café que tenía en la boca. Los golpes en la espalda que Rin le dio le ayudaron a recuperar el aire. Arrugando el ceño observó a sus hermanos, todos tan casi parecidos a ella misma y tan diferentes, pero si había algo que todos compartían, era ese maldito sentido de humor negro.

– Váyanse-a-la-mierda – cada palabra con el tono exacto para dar a entender su punto. – Junto con el tipejo ese que pretende ser mi marido –

El golpe a la mesa que dio el Alfa con la mano abierta, paró cualquier intento de discusión.

– No sé si lo notaron pero estamos desayunando – regaño a los hermanos que se reían a carcajada suelta al ver rabiar a Tenten, desviando la vista a la chica que parecía a punto de reventar, agregó. – Y aprende a ser más respetuosa –

– Lo soy padre – hablo apenas logrando calmar la tos. – Pero no entiendo ese chistecito de querer buscarme pareja como si les estorbara – lo último lo dijo con un pucherito que le hubiera gustado disimular.

Antes de que las cosas pasaran a más, la madre hablo, por lo general ella dejaba que sus hijos sintieran la autoridad del Alfa de la manada, pero en esta ocasión le daba la razón a Tenten.

– Hija – trató la madre de explicar de modo diferente la situación. – Eres un regalo de los dioses. Las personas que nacen como tú es hasta su primera luna llena que marca el cambio entre niños a adultos que se nota ese olor que los caracteriza. Cada luna llena volverás locos a los machos queriendo aparearse contigo, esto mientras no estes emparejada. Hasta que un compañero lo suficientemente fuerte te reclame, siempre correrás peligro de que alguien quiera lastimarte mientras sigas sin un compañero –

Tenten abrió la boca para decir algo, el silencio en la mesa la hizo callar. El Alfa aprovechó para agregar algo a la explicación de su compañera.

– Si alguien te toca me voy a ver obligado a partirlo en dos, y no quiero quedarme sin todos los machos solteros de la manada –

La joven felina quería gritar, decir que ya estaba emparejada, el apretón en la mano por parte de su hermana evitó que hablara. Rin no abandonaría a su hermanita, su mente maquiavélica estaba comenzando a tejer un plan para tratar de que todo el asunto tomara el rumbo que le conviniera a Tenten, sonriendo tomó el control de la conversación en la mesa.

– Mi hermanita está nerviosa, no todos los días le dicen a una que va a conocer a su futura pareja de vida –

Tenten volvió a ver a su hermana, el felino dentro de ella se asomaba amenazador a través de los cansados ojos chocolate. En respuesta, Rin le clavo las garras en el muslo lo suficientemente fuerte como para traspasar la tela de su pantalón de mezclilla, pero no tan fuerte como para hacer sangre. La señal tan sutil le dejo claro a Tenten que era mejor callarse antes de que su hermana quedara con la piel de su pierna bajo las uñas.

El desayuno había sido una lucha desesperada por no meter la pata con toda su familia como testigo, ya que sería sospechoso que gruñera con la sola mención de una pareja que no fuera el lobo. Tenten sabía a ciencia cierta que su gato jamás aceptaría a otro hombre que no fuera el que el destino le tenía reservado. Gracias al apoyo de Rin había evitado hacer una estupidez.

– Dale una oportunidad – fue el consejo de Rin al salir juntas del comedor.

– ¿De qué hablas? – pregunto perpleja, agradeciendo que estaban solas en el pasillo.

Rin tomó una de las manos de su hermana.

– Veamos... quién sabe, tal vez ese alfa sea tu pareja y todo el asunto con el lobo no sea más que un mal entendido – Diciendo esto siguió su camino hacia la cocina, dejando a una confundida Tenten.

Cuando el lobo atrapó a su gato - Nejiten [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora