Mary. [ BILLY HARGROVE ]

xxxi. CAPÍTULO VEINTIOCHO

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Hawkins High School era conocida por su renombrado equipo de baloncesto, y estaban compitiendo por el título estatal en el año de 1985. Lo que significaba que necesitaban un equipo de niños que no solo fueran buenos en el deporte, sino que también tuvieran buen espíritu deportivo. Al principio, el entrenador iba a cortar a Billy por su temperamento, pero Billy se calmó desde que comenzó a salir con Mary. Así que hizo el equipo. Steve también y, lamentablemente, también Alex.

Mary se dirigía al primer juego de distritos, la música sonaba en voz baja en los parlantes del automóvil. Estacionó en el estacionamiento de la escuela con facilidad, comenzando a caminar hacia el gimnasio. El estacionamiento estaba casi lleno para el primer juego, lo que significaba que habría mucha gente allí. Caminaba tranquilamente cuando una mano la agarró por la nuca y la estrelló contra la parte trasera de un automóvil. Ella jadeó de dolor, sus ojos se conectaron con nada más y nada menos que con Eliot Gold, el padre de Alex.

"Eliot", exhaló Mary, con los ojos muy abiertos ahora.

"Escuché que tu novio le ha estado dando problemas a mi hijo", comenzó Eliot, con el codo justo debajo del cuello de Mary para mantenerla presionada contra el coche. "Esto es lo que vas a hacer. Vas a entrar en ese gimnasio, vas a encontrar a ese chico y vas a terminar con él. ¿Sí? O haré algo que no quieres que haga".

"¿Cómo sabes que no le diré a Hop?" Mary dijo, su voz tensa por el codo presionado contra su garganta.

"Si le dices a Hop, mataré a todos los que amas. Y también me saldré con la mía", dijo Eliot con un pequeño asentimiento. "Comenzaré con tu dulce madre. Luego tu hermanito y sus amigos, la chica Wheeler, el chico Byers. Eso te deja dos personas: Harrington y tu pequeño juguete. Primero mataré a Steve, no habrá resentimientos. Justo cuando creas que no puedes perderlo todo, lo harás. Mataré a Hargrove, lo haré. Ahí es cuando no te quedará nada, Mary". Eliot bajó el codo del cuello de Mary, la niña jadeaba y se agarraba el cuello. "Que tengas una buena noche, señorita Henderson. Envía mis saludos al equipo". Se dio la vuelta y caminó hacia su propio coche, las lágrimas inmediatamente cayeron de sus ojos. Ella se deslizó por la parte trasera del coche.

Podía escuchar los vítores desde el interior del gimnasio y al locutor. Su cabeza giró lentamente de esa manera mientras temía atravesar las puertas dobles. Gritó de nuevo, esta vez con la cabeza cayendo sobre sus rodillas. Escuchó las puertas abrirse, se giró para ver a Eliot entrando al gimnasio. Su corazón latía con fuerza cuando finalmente se levantó del suelo, las piernas temblando por lo débil que se sentía.

Sus pies la llevaron a través del estacionamiento y se sintió como si ya no fuera ella misma. El aire se sentía delgado, y todo su cuerpo estaba entumecido. La multitud se estaba volviendo loca por algo, y a Mary apenas le importaba qué era. Inmediatamente se volvió hacia el baño, empujó la puerta y se dirigió al espejo. Se revisó el cuello para asegurarse de que no tuviera moretones, las lágrimas inundaron sus ojos cuando vio lo despeinada que se veía. Se secó los ojos y decidió que se veía lo suficientemente bien como para ir al juego.