‡ .𝑺𝒐𝒎𝒐𝒔 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒐𝒔, 𝒔𝒐𝒎𝒐𝒔 𝒉𝒆𝒄𝒉𝒊𝒄𝒆𝒓𝒐𝒔. ‡

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𝑵𝒂𝒅𝒂 𝒆𝒔 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒏𝒊𝒕𝒐
𝒆𝒙𝒄𝒆𝒑𝒕𝒐 𝒕𝒖.

Muchas veces pensé en lo que significaba el ser hechicero en este mundo

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Muchas veces pensé en lo que significaba el ser hechicero en este mundo. No éramos distintos a los asesinos allá afuera, pero lo hacíamos en el nombre del bien colectivo.

Matábamos estos seres extraños con el propósito de salvar a las personas, a los débiles. Aquellos sin energía maldita y que solo producían maldiciones, ¿Con qué propósito? Solo dejarlos volver a generar más maldiciones y trabajo para nosotros, era un ciclo natural y vital.

Pero en ocasiones, sucedían cosas así.—¿Nos vamos a separar?.-preguntó Yu preocupado, Nanami asintió levemente.—Concuerdo con Nanami, no sabemos cuántas personas hay aquí, por el peso de sus pisadas...son niños.-dije y el rubio asintió.

—Yo buscaré a los niños, Haibara y tú, ¿Pueden encargarse de la maldición?.-pregunté y Nanami asintió, Haibara chasqueó la lengua.—Yu...si están lastimados, soy quien puede curarlos, déjame encargarme de cuidarlos a todos, ¿Si?.-pregunté.

El dudó pero al final aceptó.—Iré primero, pero...-miré alrededor, la única escalera que conectaba a los pisos cuatro y cinco, era la central.—El mapa de la entrada decía que el edificio uno se conecta directamente a este por el tercer piso, los veré cuándo baje.-dije y Nanami asintió.

—Ten cuidado.-dijo pasando a mi lado. Respiré y me aventuré escaleras arriba, el aire se volvía pesado o tal vez era por mi miedo...a usar energía maldita. Jamás había perdido el control, las emociones se mantenían al mínimo pero aquel día incluso mi cuerpo me traicionó. Sangre era lo único que manchaba mis manos de una forma cruel.—Bien, ¿Dónde están?.-pregunté en voz baja.

Las baldozas sueltas crujían bajo mis pisadas. Conté más de trece puertas alrededor del pasillo, revisarlas todas sería una perdida de tiempo. Concentré energía en la punta de mis dedos y usé 𝑙𝑢𝑚𝑖𝑛𝑢𝑠*. Normalmente no me gustaba usarlo como arma, pues yo únicamente me concentraba en purificar, nunca en matar.

Los fragmentos de luz ingresaron en las primeras seis puertas, podía sentir todo a través de esos destellos. Cerré los ojos y comencé a concentrarme, si había personas sus firmas de calor serían absorbidas por 𝑎𝑚𝑜𝑟*.—¿Dónde están?...-susurré. Un leve sudor corría por mi frente hasta deslizarse por mi mejilla y mandíbula. Era una concentración perfecta, no quería afectar a las personas y mucho menos, atraer maldiciones.

Mientras me movía, algo por el rabillo de mi ojo corrió en la quinta puerta, acto seguido una risa suave.—¿No piensas decir nada?.-pregunté a mi mente, pero nada. El silencio se volvía ensordecedor a segundos, tal vez era mi miedo a perder o morir. «Tranquilizate, Akira». Respiré un par de veces más y me giré, tomé la perilla de la puerta y tire de ella.

Crujió por el movimiento repetino. El polvo acumulado demostraba que llevaba abandonado mucho tiempo, excepto por los pequeños acurrucados en el suelo, en forma de ovillo.—Te dije que vendrían...-susurró uno. Sus grandes ojos negros se posaron en mí. Ambos eran iguales, gemelos. El otro tenía los ojos rojizos, el cabello enredado y parecía adormilado.

Gods I: Lovers. [GOJO SATORU x OC] .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora