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Liam Schade-Mitchell
- ¿Qué? - Fue lo primero que salió de mi boca después de la noticia de la diosa, ¿Yo? ¿Legado de Apolo?, osea tiene sentido, pero, es difícil de creer.
- Legado de Apolo, Liam. Apolo es padre de un familiar lejano tuyo, y adoptaste algunos dones de mi hermano, como el arco y la música - Explico la diosa.
- Oh, eso explica mucho - susurre.
- Cómo tú aura, ahora hazme el favor de salir y dejar entrar a Bianca, por favor - Yo Asentí y me despedí. Salí para encontrarme con Bianca.
- Ya puedes pasar - Dije, ella asintió y pasó.
Cuando me alejé, las cazadoras ya habían montado el campamento, siete grandes tiendas, todas de seda plateada, dispuestas en una medialuna alrededor de la hoguera. Una de las chicas sopló un silbato plateado. De inmediato, del bosque surgieron unos lobos blancos que empezaron a rondar en círculo alrededor del campamento, como un equipo de perros guardianes. Las cazadoras se movían entre ellos y les daban golosinas sin ningún miedo, yo seguí en mi rumbo. Había alcones observandonos desde los árboles con los ojos centellantes por el resplandor de la hoguera, seguramente también se encontraban de guardia. Incluso el tiempo parecía doblegar se a la voluntad de Lady Artemisa. El arie seguía frío, pero el viento se había calmado y ya no nevaba. Por lo que resultaba agradable permanecer junto al fuego.
Fuego... Calor.... Sol.... Apolo, la persona, bueno Dios, que se supone, soy legado suyo, y me dolía el brazo por el veneno, Annabeth estaba perdida y un poco había sido mi culpa. Lamentablemente era algo ya normal para mi, siempre lo hecho a perder, y ahora qué ya no está Luke, no tengo un hermano, no me malinterpreten, tengo a Los Stoll, pero Luke fue el primer amigo que tuve. Mi hermano y uno muy importante.
Mire a Thalia que se paseaba inquieta entre los lobos, es apariencia sin ningún temor, de pronto se volteo a Westover Hall y la perdí de vista.
Al cabo de un rato, encontré a Percy, Grover y Nico. Una cazadora nos otorgó la mochila de Percy, Grover nos ayudó a curarnos las heridas.
- ¡Lo tienes verde! - Comentó Nico, entusiasmado. Yo le sonreí, pero supongo que pareció más una mueca.
- No te muevas - Le dijo a Percy, a mi ya me había ayudado - Come un poco de ambrosía en lo que te limpio la herida.
Nico se puso a hurgar en su propia mochila, que por lo visto las cazadoras habían llenado con todas sus cosas. Sacó un montón de figuritas y las dejó sobre la nieve. Eran réplicas en miniatura de los dioses y los héroes griegos, entre ellos Zeus, con un rayo en la mano, Ares con su lanza, y Apolo con su carro de sol.
- Buena colección - Le dijo Percy.
- Bonita - Dije yo.
Nico sonrió de oreja a oreja, un gesto que me aprecio tierno.
- Casi los tengo todos, además sus cromos holográficos. Solo me faltan unos cuantos muy raros.
-¿Llevas mucho tiempo jugando ese juego? - Le pregunto Percy.
- Solo este año. Antes... - Frunció el ceño.
- ¿Qué? - Le preguntó.
- Lo he olvidado. Es extraño - Parecía incómodo pero no le duró mucho - Oye, ¿Me enseñas esa espada que has usado antes?
Percy sacó a contracorriente y le explicó como pasaba de ser un bolígrafo a una espada gloriosa cuando la destapaban.
- ¡Qué pasada! ¿Nunca se le acaba la tinta?
- Bueno en realidad no lo utilizo para escribir.
- ¿De verdad son semidioses? - Pregunto y yo asentí.
- Sí, yo soy hijo de Hermes, Percy de Poseídon - Le respondí.
- Entonces Percy sabrá muy bien hacer surf ¿no?
Grover y yo estábamos haciendo esfuerzos de contener la risa.
- ¡Jo! Nico - Respondió - Nunca lo he probado.
Nico siguió preguntándonos cosas, como por ejemplo a mi me pregunto que poderes tenía, como era ser hijo del dios de los ladrones y otra vez , porque demonios era tan bajo, como si el fuera tan alto, y a Percy le preguntó cosas sobre Thalía y Annabeth, le llegó a pregut a sí era su novia, ya se veía un poco harto.
Supuse que le preguntaría otra cosa, pero entonces se nos acercó Zoe Belladona.
- Percy Jackson.
La miramos y luego volvió a hablar.
- Acompañadme - Le dijo - La señora Artemisa desea hablar con vos.
Se lo llevó a una tienda, mientras yo me quedaba escuchando a Nico.
