My Little Pony: El Renacer de Sombra

Prólogo

Un misterioso unicornio de pelaje blanco, ojos rojos, melena negra con franjas grises, cuya Cutie Mark era una copa de vino con una estrella de renfan en su interior, corría por un campo oscuro, a altas horas de la noche. El pony cargaba un pequeño bolso con dos libros dentro: el primero era de Magia Negra, artes oscuras, conjuros prohibidos y demás cosas; el segundo era sobre la antigua Equestria, de cuando las Guardianas de la Amistad aún vivían y reinaban en armonía.

Desde que era un potro, el pony odiaba esas historias de la unión y la armonía, y no por el hecho de que esas leyendas contaban que terrestres, pegasos y unicornios vivían en paz, porque a aquel corcel no le importaban ninguna de las 3 razas pony, ni siquiera a los unicornios, su propia raza; odiaba aquellas historias porque le parecía absurdo que algo tan temporal como la amistad pudiese ser la solución a absolutamente todo.

La realidad era que la amistad no resuelve nada, o al menos, no es la respuesta para todo. ¿Por qué siquiera existía la amistad? Los amigos no hacen más que ver como sacar provecho de ti, y cuando ya no les sirves, te desechan. O aún peor: solo están contigo por lástima, pero en el fondo no les importas. Así es como aquel pony veía la amistad al menos, y estaba harto de esas historias donde solo por hacer amistades, tu vida entera ya está resuelta. 

Quería demostrar que la amistad no podía solucionar problemas más grandes, ¿pero como lo haría? No tenía magia, y era bastante seguro que el resto de las razas tampoco tuviesen, por lo que de ser así no había amenazas reales allá afuera. No obstante, su salvación llegó cuando un día, caminando lejos del Bosque de la Herradura a los 10 años, se topó entre unos arbustos con algo extraño, algo que captó su atención.

Se acercó a ver que era el objeto, y con su casco lo acercó, descubriendo que se trataba de un libro. No obstante, no era un libro cualquiera, pues la portada decía que era un libro de Magia Negra. Por alguna razón, aquel libro llamó su atención por completo. Lo tomó, escondió en su melena y regresó a su hogar, en el que vivía solo para su fortuna, puesto que sus padres un día simplemente se fueron y no regresaron nunca más.

Durante los siguientes 10 años, pasó metido en su hogar sin salir con frecuencia, pues solo leía aquel libro que de alguna forma lo había hechizado, estaba muy apegado a él, al punto que obtuvo su Cutie Mark gracias a aquel libro. Sip, su talento especial nació solo con pronunciar unas palabras de ritual del tan dichoso escrito. El pony se sentía tan maravillado con todo lo que leía, y tan frustrado al mismo tiempo por no poder realizar muchos de esos conjuros sin magia.

Al menos, así era, hasta que un día su cuerno empezó a brillar de pronto. Al principio creyó que había sido obra del libro, pero cuando escuchó un bullicio afuera y salió, descubrió que el libro no había hecho nada: todos los unicornios estaban usando magia, algo que no se había visto en milenios. El pony se sorprendió por el repentino regreso de la magia, pero se emocionó también, porque eso significaba que ya podría poner en práctica los hechizos de aquel libro.

Tras meses de práctica y conjuros de magia negra, el pony comenzó a escuchar una voz, una voz que le susurraba al oído las más siniestras y macabras ideas que algún pony podía realizar. Lo curioso era... que al pony le encantaba oír todo aquello, a pesar de que jamás las haría porque no lo encontraba necesario... al menos hasta que un día escuchó de esa misma voz que el motivo por el que la magia volvió fue por el poder de la amistad.

Al pony le hirvió la sangre de tan solo escuchar aquello. ¿Lo que más odiaba en este mundo era lo que le había devuelto su magia? No lo quería creer, se negaba a aceptar que la amistad resolvió un problema tan grave como en aquellas leyendas... pero los ponies a su alrededor no dejaban de hablar de como la vida era más bella ahora con las 3 razas pony unidas, y esas palabras fueron la gota que derramó el vaso.