Platicamos por un rato más hasta que salimos al jardín de los Agreste para distraernos un poco. Tuve que girar toda la cabeza para admirarlo. Era enorme, con esas sillas que parecen columpios y una piscina preciosa.
Jack se da un manotazo en el muslo y pone una mueca.
—¿Que te pasa? ¿Ahora sufres de esquizofrenia? —lo paso por un lado.
—Chistosa.
Anna lo mira, preocupada.
—¿Qué te pasa, corazón?
—Hay demasiados mosquitos. —gruñe Jack por lo bajo— ¿No tendrán repelente?
—Claro, creo que tenemos uno arriba. —dice Adrien antes de dirigirse adentro, pero lo detengo.
—No te molestes, Adrien. Yo siempre vengo preparada. —empiezo a rebuscar en mi bolso y doy con lo que buscaba.
Le ofrezco a Jack una pequeña botella y el la recibe con desconfianza.
—Vaya, gracias. —parece sorprendido, pero sin perder la desconfianza. Cuánto debe conocerme.
—Para eso están los amigos. —enfatizo en la última palabra, divertida.
Jack se rocía los brazos con la botella que le di y yo espero sentada pacientemente, con las piernas cruzadas, a que vengan las presas. No pasó mucho tiempo cuando los mosquitos empezaron a devorar a Jack y él solo movía las piernas como si estuviese marchando para que no le piquen.
Sonreí malévolamente al recordar la botella de agua con azúcar que le di.
Elsa: 3
Jack: 0
Anna atraviesa el jardín y se agarra de Jack cuando casi tropieza con un balón de fútbol americano. Molesta, lo agarró y se lo lanzó a Adrien.
—¡Te dije que recojas tu porquería! —le reclamó.
Adrien se llevó una mano al pecho, ofendido.
—No le llames porquería a mi bebé. —agarra el balón y señaló a Jack— ¿Qué tal algunos tiros, Frost?
Jack, con las piernas tonificadas llenas de picadas de mosquitos, forzó una sonrisa.
—Mientras sepas jugar, estoy dispuesto. —bromeó y recibió el balón que Adrien le lanzó.
Pasaron un rato lanzándose el balón el uno al otro, mientras Anna me platicaba cómo es que ella había terminado en San Francisco. Yo solo seguía el balón con los ojos, como pasaba de una dirección a otra.
—¿Puedo intentar lanzar? —les pregunté a los chicos, interrumpiendo a Anna de su aburrido sermón.
Jack empieza a reír sin disimulo.
—¿Tú lanzando un balón? Mejor déjanos esto a los que si sabemos, Elsa. No quiero que te hagas daño. —fingió preocuparse, mientras lanzaba al aire el balón y lo atrapaba una y otra vez.
—Soy una chica, pero no estúpida. —me acerco a él, aunque el no retrocede— ¿O acaso tienes miedo de que te humille?
—La única que saldrá humillada eres tú. —arquea una ceja— ¿Por qué debería tenerte miedo?
—No lo sé. Tal vez de que una chica lance una l balón mejor que tú.
Sus labios se curvaron hacia un lado.
—No me provocas miedo, pero podrías provocarme risa y lastima al ver cómo tristemente fracasas.
Di otro paso hacia Jack para estar lo suficientemente cerca de él. Le quite el balón de las manos sin darle tiempo de protestar, y me inclino para susurrarle algo al oído.
—Te aconsejo que vayas borrando esa sonrisa de triunfo.
Se estremece al sentir mi aliento pegado a su oído.
—¿Qué pretendes? —me susurra, fingiendo una sonrisa con Anna y Adrien que solo nos veían confundidos.
—Si te lo digo, le quitaría la diversión al asunto.
Intento pasarlo por un lado, pero le me detiene del brazo y me encara.
—Te conozco más que a mi propia conciencia. Más te vale que te ahorres tus planes porque no van a funcionar conmigo. —su tono es amenazante.
—¿En serio? —finjo preocuparme— Pero si ya están funcionando.
Le guiño el ojo y me suelto de su brazo. El frunce los labios cuando me paro a un lado de Adrien, lista para lanzar.
—Me gusta tu optimismo, Elsa. —Adrien me toma por el hombro y señala a Jack— Lánzale el balón lo más lejos que puedas y será el quien lo atrape.
Jack pone los ojos en blanco y se va al otro lado del jardín para ponerse en posición para atrapar el balón.
Así que lo más lejos que pueda, ¿eh?
Sin borrar mi sonrisa, lanzo el balón con todas mis fuerzas y éste le cae directo en la cara a Jack.
Justo en el blanco.
Por cosas cómo está, extrañaba las clásicas bromas a Jack Frost.
Finjo sorpresa, llevándome las manos a la boca. Adrien reprime una risa y Anna de levanta de su lugar de un salto.
—¡Que idiota soy! ¿Estás bien, Jack? ¿Te hice daño! —hice mi mejor actuación.
Jack, con la mano sujetando su nariz que seguramente se había doblado, me fulmina con la mirada.
—Tienes razón. Pregunta estupida, ¿estás bien?
—¡Ah! ¡Jack! —Anna llega corriendo preocupada— ¿Te lastimaste muy feo?
Anna intenta revisarle el moretón en su nariz pero Jack la aparta de malas maneras.
—Basta. Están exagerando. Solo fue un golpe pequeño. —miente Jack, porque yo sé que esconde una nariz morada.
Elsa: 4
Jack: 0
Decidimos tomar un descanso y sentarnos a mirar la Luna. Nos sentamos en una mesa con cuatro sillas acomodadas en el jardín. Adrien comía papas fritas ruidosamente, y le robé un puño. Jack sostenía una bolsa con hielo que Anna le trajo sobre su nariz.
—¿No es una belleza? —Anna sonríe para ella misma al ver el cielo.
—Sí, después de mi. —Adrien ni siquiera prestaba atención.
—No seas idiota. —su hermana le da un codazo.
—Iré por una bebida, ¿alguien quiere algo? —Jack se levanta de su asiento.
—Oh, yo quiero una...
—Lo siento, no hay de esas. —me corta Jack.
Le dedico una mirada cansada.
—Iba a decir que yo quería una limonada.
—Bien, entonces ve por ella.
—¡Pero tú te ofreciste!
—Es verdad. Corrijo, ¿alguien que no se llame Elsa quiere algo de beber?
—¡Jack! —le reclama Anna.
—Está bien, Anna. —me recuesto en el respaldo de la silla, sin despegar mis ojos matadores de Jack.
Jack pasa enfrente de mi para ir a la cocina. Disimuladamente, estiro mi pie más de lo debido, haciendo que se tropiece y pierda el equilibrio. Todo pasa muy rápido. Agita sus brazos en el aire y cae directo a la piscina.
Anna abre la boca, sorprendida. Adrien checa su bolsa de papas fritas para ver si no se mojó. Lo bueno que nadie se dio cuenta que yo fui.
Jack se impulsa con sus brazos y sale de la piscina, con la ropa empapada y los mechones de su cabello pegados a su frente.
Estaba furioso, pero no me importaba.
Elsa: 5
Jack: 0
Bye, bye, Frost.
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Conexión | Jelsa (Libro 2)
FanfictionSEGUNDA PARTE DE TENTACIÓN Fue una relación prohibida, pero eso termina cuando Elsa decide rehacer su vida después de tres meses en la nueva ciudad de San Francisco. Pero, ¿contaba con que su ex hermanastro, o mejor conocido como el amor de su vida...