—Deberías hacerle caso a la maestra. Agradece de tener a alguien como yo a tu lado. —sigue burlándose Jack.
—¡Tienes cinco segundos para desaparecer o vas a ver de lo que soy capaz! —le digo, en un susurro para no interrumpir la clase.
—Guao, tranquila, princesa. Solo me pareció un lindo gesto inscribir a una amiga a su club favorito.
—Tu y yo no somos amigos.
—Si lo somos, los amigos se hacen bromas. Como el sábado que estabas muy bromista en la cena con los Agreste, ¿recuerdas?
—¡Soy pésima jugando fútbol! ¡Lo sabes!
—Lo sé, y es por eso que te inscribí. —se inclina hacia mi— No puedo esperar a verte hacer el ridiculo en pleno entrenamiento.
—¡Te voy a inscribir al maldito club de animadoras para que veas lo que es ser humillado!
—Por favor, hazlo. Ver a las chicas en falda corta entrenando, no me molestaría.
Siento que aprieto tanto mi lápiz, que en cualquier momento se romperá.
***
—Ambos son unos infantiles. —comenta Merida después de escuchar toda mi historia. Se lleva una galleta a la boca y siento que se la traga sin haberla masticado.
—No lo entiendes. Jack no va a descansar hasta molestarme lo suficiente.
—La verdadera pregunta aquí es, ¿eso te molesta o te emociona?
—¿Por qué rayos me emocionaría?
—Tal vez porque ya tienes la excusa perfecta para que Jack pase tiempo contigo, y porque te esta dedicando más atención de la que debería.
Me atraganto cuando mi jugo pasaba por mi garganta y empiezo a toser. Merida sigue jugando con su comida, como si nada.
—¡Mentira!
—Elsa, no puedes quejarte de Jack. Tú empezaste con esas bromas en la cena, el solo se está defendiendo.
—¡El empezó desde que, mientras yo sufría por el, estaba metiendo su lengua en la garganta de Anna!
Merida deja de jugar con su comida y levanta su mirada. No parecía confundida, al contrario, me sonrío divertida.
—¿Así que todo eso es por celos?
—Yo no... no estoy celosa. —hablé como idiota.
Y de pronto, una idea surgió en mi pequeña y maestra cabeza.
—¿Sabes a qué club está inscrito Jack?
—Fútbol con Adrien, ¿por qué? —pregunta, confundida.
Las comisuras de mis labios se elevan y empiezo a mover mis hombros ligeramente como si estuviese celebrando algo.
—Esa sonrisa sí que asusta. —entrecierra los ojos como si sospechara.
—Es mi sonrisa de siempre. —me hago la loca.
—No, es tu sonrisa de que estás planeando algo.
—Puede ser...
—Elsa, no quiero enterarme después de que Jack fue víctima de otra de tus bromas.
—No tienes que enterarte si no quieres —ladeo mi cabeza— Pero créeme que valdrá la pena no quedarse con la duda.
Después del descanso, sonó la campana que daba inicio a las clases. Todos en el pasillo se mezclaron y yo aproveché para hacer una pequeña parada al vestidor de los chicos. Me escabullí como una espía y busqué casillero por casillero hasta que di con el de Jack. Tenía su nombre escrito en letra cursiva, en la esquina superior de éste.
Jalo la rendija hacia mi y... mierda, tiene contraseña. ¿Por qué hacen esa estupidez? ¿No se supone que la escuela te inculca confianza entre compañeros?
Probé con su fecha de nacimiento. ¿Sera tan estúpido de dejar la misma clave desde que teníamos quince años?
Incorrecta.
Bueno, al menos maduró en ese aspecto. Probe poniendo la típica clave de uno, dos, tres y cuatro.
Incorrecta.
Empiezo a sentirme bastante idiota con esto de adivinar contraseñas y estoy a punto de abandonar la misión.
¿Y si...?
No, no podría ser.
Intente con la primera contraseña que se me ocurría que podría ser. Mi corazón latía como loco al imaginarme el casillero abriéndose con...
Abierto.
Dios mío. La contraseña era la fecha de nuestra primera cita oficial. Sentí como la sangre me llegó a las mejillas enseguida.
Nuestra primera cita...
Los chicos preparan las almohadas del piso y nos ayudan a sentarnos, como si fuesen unas sillas de tela súper elegantes. No puedo evitar sonreír cuando veo que Punzie se acerca con una libreta de Hello Kitty y un lápiz.
—¿Qué van a ordenar? —pregunta, lista para anotar.
—¿Esa no es la libreta de tu hermanita, Jack? —arqueo una ceja.
—No, claro que no. —por primera vez, Jack enrojece de la vergüenza.
—¡Les dije que se iba a dar cuenta! —grita Flynn.
—A ver, ¿qué tienes de comer? —me dirijo a Punzie.
—Tenemos fresas. De tomar, batido de fresa, y de postre... ¡pastel de fresa! —dice, entusiasta.
Entrecierro mis ojos hacia Jack.
—¿Cómo supiste que me encantan las fresas?
—Tengo contactos. —disimula una sonrisa.
Sacudí la cabeza, debía concentrarme. Me topé con una foto muy desagradable pegada en el casillero, donde salían Jack y Anna. Parecía que él le llegaba de sorpresa y le daba un abrazo desprevenido, rodeándole sus brazos alrededor de la cintura. Anna salía riendo, como si le provocara cosquillas, y la mejilla de Jack estaba apoyada en la cabeza de Anna.
Me han dado como ocho tipos de cáncer visual. Saqué el cambio de ropa de Jack. Unos jeans desgastados y una camisa blanca. Guardé la ropa en mi mochila y le dejé una nota pegada en la puerta.
"Ya no te crees tan listo, ¿verdad? Estoy ansiosa por terminar de ganar esta pequeña guerra.
Besos,
Elsa."
YOU ARE READING
Conexión | Jelsa (Libro 2)
FanficSEGUNDA PARTE DE TENTACIÓN Fue una relación prohibida, pero eso termina cuando Elsa decide rehacer su vida después de tres meses en la nueva ciudad de San Francisco. Pero, ¿contaba con que su ex hermanastro, o mejor conocido como el amor de su vida...