Capítulo 8

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Esto será tan épico.

Cerré el casillero cuando escuché unas voces masculinas y unos pasos acercándose. Me colgué mi mochila con la ropa dentro y me escondí detrás de la puerta.

—¡Eres un maldito asco! —veo de reojo como un chico le golpea el pecho a otro. Me sonrojo cuando veo que todos tienen el torso descubierto y una toalla amarrada a la cintura.

Qué músculos.

—¿Yo? Pero si es Frost quien está enamorado de otra mientras está con Anna. —responde el otro chico. Tenía el cabello negro y era más delgado que todos.

—Awww, Jackie está enamorado. ¡Eso es tan lindo! —el chico castaño finge un tono.

¿Enamorado?

—Los dos, cállense ya. —Jack aparece y los señala con el dedo— Nadie tiene por qué saber eso.

Fue inevitable no bajar los ojos hasta su abdomen. Le escurrían gotas porque recién se había salido de bañar. Madre mía. Dame fuerzas para superar esta escena.

Jack abre su casillero y parece no encontrar lo que busca. Mete casi toda su cabeza para buscar y estuve a nada de reírme en voz alta.

—Mi ropa. —dice Jack, con el ceño fruncido— No está.

—Búscala bien, idiota. Nadie abre los casilleros aquí. Debe estar. —le dice su amigo.

—Tengo ojos, Felipe. Te digo que no está por...

Jack se detiene al ver la nota que le pegué en la puerta de su casillero. Sonríe irónicamente al terminar de leerla y la arruga en su mano.

—Debí suponerlo.

—¿Qué es?

Jack les muestra el papel arrugado y sus amigos empiezan a reírse de él.

—Esa chica es muy hábil. No puedo creer que pueda más que tú. —dice el de cabello negro.

—No puede, no sabe lo que le espera.

Eso me hizo tragar saliva. No sabía de lo que era capaz, pero cualquier cosa, estaría lista.

Cuando veo que empiezan a cerrar sus casilleros para irse, salgo corriendo con la cabeza agachada y logro salir al pasillo como si nada. Me dirijo a mi casillero y finjo que saco algunos libros que ni necesitaba.

A los pocos minutos, los amigos de Jack salen bien vestidos y por detrás sale el, usando solo una toalla blanca y el cabello húmedo pegado a su frente. Todos empiezan a reírse y a murmurar, señalándolo. El parece muy tranquilo, derrochando confianza al caminar.

Se detiene hasta llegar a mi.

—¿Esa es la nueva moda? —le pregunto, sonriendo.

—Muy divertida tu dinámica, Elsa, ¿pero podrías darme mi ropa?

—¿Yo? —me señalo a mi misma, ofendida— ¿Qué te hace pensar que yo la tengo?

—No soy idiota. Sé qué haces esto por venganza.

—Venganza. —repetí, divertida.

El sonríe con suficiencia.

—Sé que me quitaste la ropa porque extrañabas verme sin camisa, pero hay otras formas de pedírmelo.

—Como si hubiese mucho que ver.

—¡Jackson Frost! —grita una voz desde en medio del pasillo. Es la directora, y venía hacia nosotros a paso rápido. Yo retrocedo por inercia, divertida— ¿Qué estás haciendo en medio del pasillo usando solo eso?

Jack y yo compartimos una mirada.

—¿Le dices tú o le digo yo? —empiezo.

—Sí, por favor dile que todo es gracias a tus bromitas.

—Interesante deducción, pero... ¿y la evidencia? —le pregunto y el aprieta los labios, molesto.

—¿La qué?

—Ella tiene razón. Si no tiene evidencia, me temo que no puedo castigar a Elsa. —la directora de encoge del hombros— Que sea la última vez que te veo así.

Suelto un largo suspiro.

—Vaya, eso si fue vergonzoso, ¿no crees? —me inclino para hablarle en voz baja— Ten cuidado, escuché por ahí que le gustaban menores.

—¿Sabes? Me estoy divirtiendo mucho haciendo el ridículo pero me estoy empezando a cansar. Dame mi maldita ropa.

—Con gusto. Puedes recogerla del bote de basura de ahí. —señalo el bote más cercano.

Jack se gira, incrédulo.

—¿Hablas en serio?

—O si no quieres, puedes dejarla en la basura y usar tu toalla el resto del día. —me burlo— Tampoco es tan mala idea, combina con tu cabello.

—Y yo podría ahorcarte con una "accidentalmente", ¿no? También combina con el tuyo.

Jack se voltea, saca su ropa de la basura sin ningún tipo de asco y todos ríen cuando ven la cáscara de banana resbalar de su camisa blanca. Sigue avanzando por el pasillo, hasta que me dedica una última mirada de burla por encima del hombro y se va.

Conexión | Jelsa (Libro 2)Where stories live. Discover now