⠀⠀cero

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o. prologue

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Sinceramente, Isobel Martínez no se concideraba una persona imponente, aún que nunca se dejaría intimidar. Menos por un policía. Sabía que sería difícil que la tomaran en serio, siempre había sido vista en menos: era una mujer, menor de edad, latina y de tez morena. Izzie sentía que con solo respirar podía ser oprimida

Por lo que cuando decidió que era momento de denunciar la desaparición de su madre, pensó que vestirse de forma decente e ir con la cabeza en alto era una buena idea.

No iba a dejar que nadie la pisoteara a ella o a su mamá.

Izzie se comsideraba a ella misma como una persona introvertida, pero podía meterse en un papel si era necesario. Sabía acomodar su personalidad dependiendo de su entorno y eso la había salvado en muchas ocasiones. Este día tenia el papel perfecto a interpretar e iba a hacer lo necesario para que la tomaran en serio.

Generalmente ella no entraba en pánico cuando su mamá desaparecía, solía encontrar una carta llena de corazones -especialmente en las i's- que le decía que había tomado el turno nocturno en el negocio. Pero una persona ya había desaparecido durante la semana y eso la hizo levantar sospechas. Además, no había encontrado ninguna nota.

Isobel suspiró profundamente y alisó su ropa antes de abrir la puerta de la comisaría.

—Hola, buenos días, me gustaría hablar con Jim Hopper, el jefe de policía.

Izzie se sintió satisfecha, había practicado esa frase todo el camino y le salió mejor de lo que esperaba.

Pero la señora ni siquiera levantó la vista de su revista para responderle.

—Esta ocupado.

—Necesito reportar a una desaparición.

Cuando la señora por fin levantó la vista de su revista, frunció el seño al verla.

—Eres una niña, ve a molestar a otra parte.

Izzie no se habría tomado el comentario tan a pecho si no fuera porque la mujer módulo cada palabra meticulosamente al verla, sin tener en cuenta que mantenían una conversación fluida en inglés antes de que ella levantara la vista.

—Señora, no se si me entendió, hay una persona desaparecida y vengo a reportarla.

—Tienes que esperar cuarenta y ocho horas para poder reportarlo.

—No. Conozco mis derechos —La menor se apoyó en el mostrador ya harta de la situación —. Se tiene que avisar lo antes posible, en especial si se ve que la situación es de riesgo. En lo que llevamos de semana ya desapareció un niño, todos estan apoyando a la familia del desaparecido y en la busqueda de este. Nadie en el pueblo ha tenido contacto con mi madre desde hace catorce horas. Ahora, si quiere seguir con su mierda racista, hagalo, pero quiero que algún oficial en esta estación procese mi caso.

—Niña, sal un rato, respira profundo y comprate un frijol.

Izzie no era una persona de enfrentar, evitaba sus problemas a toda costa hasta que desaparecieran o se volvieran lo suficientemente grandes, pero esa señora, había tocado un nervio.

Desde pequeña su madre le enseñó que se necesita tener mano dura para sobrevivir, y ella no iba a dejar que la aplastaran.

—¿Sabe cuanta gente de color muere al año por crimenes de odio? —golpeó con ambas palmas el mostrador en el que estaba apoyada, llamando la atención de la gente a su alrededor. Acaban de sacar a la vista sus problemas de ira —¡MILES! ¡Es por gente como usted que sigue aumentando! ¡Se supone que Hawkins sea un lugar seguro, no uno donde solo se preocupan si eres blanco! ¡ITZEL MARTÍNEZ ESTA DESAPARECIDA Y USTED VA A SER CULPABLE SI MAÑANA APARECE MUERTA!

—Baja la voz-

—¡No pienso callarme hasta que reporten el caso!

Un oficial se le acercó para tomar el caso y para que se callara. No dejaba de llamar la atención con sus gritos, haciendo quedar mal a la institución. La llevaron a una oficina y ella les contó todo lo que sabía sin dejar de ver el reloj. Esperando a que su madre apareciera.

Lo que la devastaria es que el conteo de horas nunca paró.

Y Itzel Martínez no volvería.



























- rory

⠀BORDERHOPPER (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora