08 de Mayo de 2004

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Besé a Sarah con dulzura.

- Gracias por la cena, de verdad me divertí.

Habíamos salido de la ciudad para comer. Si nos quedábamos por aquí existiría la posibilidad de que alguien conocido nos viera, y supiera que algo andaba mal. Estábamos en el auto, enfrente de mi casa. Eran ya las ocho de la noche, y tenía que volver. No podía desaparecer el día de mi cumpleaños.

- Fue hace seis años que nos conocimos - sonrió dulcemente - No sabía lo feliz que me harías en aquel entonces.

- Ni yo - le confesé. A pesar de lo que sentía por ella en aquella época, no es comparable a lo mucho que la amo ahora.

- ¿Tus padres están en casa? - me preguntó, y sentí en su voz un poco de lujuria.

- Están visitando a un familiar que también cumple hoy. Hicieron una fiesta.

- ¿Podemos entrar? - dijo tomando mi mano. Parecía sonrojada, apesar de la oscuridad de la noche. Asentí, y me bajé del auto. Fui a abrirle la puerta, pero ya ella lo había hecho. Estaba ansiosa.

Caminamos con distancia hasta llegar a la puerta. Teníamos cuidado de que nadie nos viera, así que siempre nos manteníamos alejados cuando estábamos en la calle. La gente sabía que éramos amigos, así que no sospechaba.

Mientras intentaba meter la llave en la cerradura, Sarah me palpó el trasero. Tuve que contenerme para no hacer nada, pero la miré de una manera que ella sabía que me vengaría. La tomé de la cintura y abrí la puerta.

- ¡Feliz cumpleaños! -gritaron todos cuando entramos a mi casa, al mismo tiempo que encendían las luces. Inmediatamente quité mi mano de la cintura de Sarah y sonreí nervioso. Esto no me lo esperaba.

- Feliz cumpleaños viejito - escuché su dulce voz y mi corazón bailó de felicidad.

- Jessica- abracé a mi hermana con una sonrisa - ¿Esto fue obra tuya?

- Sabes que sí - dijo guiñándome un ojo.

- ¡Bebé! ¡Feliz cumpleaños! - mamá se acercó corriendo y me envolvió en sus brazos - ¡te amo mucho!

- Ya tienes dieciocho. Eres todo un hombre - mi papá me despeinó y sonrió cariñosamente.

- Gracias mamá, papá, ¿Donde está Jason? - pregunté mirando la habitación llena de gente. Sarah me había dicho en la mañana que él estaría ocupado hoy, pero me sorprendió que no estuviera con ellos.

-Creí que estaba contigo, o con Sarah; al parecer me equivoqué - sonreí nervioso. Era realmente extraño que estuviéramos nosotros dos juntos este día.

- Sí, ella y yo lo estábamos buscando - mentí.

- No tengo ni idea de su paradero, tampoco responde a las llamadas. Me estoy preocupando - dijo Ana bajando la mirada.

- Sí... - Mi madre se volteó a hablar con papá, a lo que sentí como una mano tomaba suavemente la mía.

Sarah, que se había alejado de mi para ir a saludar a nuestros amigos, me entregó un pedazo de papel en la mano, para luego irse a las escaleras. Llevaba un vestido de tirantes rojo, era uno de los mas bellos que tenía, dibujaba con perfecta exactitud sus curvas y mostraba sus hermosas y largas piernas. Su cabello enrulado caía como cascada sobre su espalda desnuda y sus ojos estaban decorados suavemente con dorado, reforzando su color caramelo y lo largo de sus pestañas.

Sarah está prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora