Capítulo XIV

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9 de Octubre del 2012Casa de la señora Weber Martes, 11:20am

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9 de Octubre del 2012
Casa de la señora Weber
Martes, 11:20am

Hoy es el día en que viajo a Londres

Mi primer viaje a otra ciudad.

Con Hugo.

Sin la compañía de la señora Weber.

No les voy a decir que me voy a sentir de lo mejor como harían otros adolescentes viajando solos sin sus padres, me faltara estar con ella, pero no podré hacer nada con ella vigilándome, tenemos que descubrir el porqué de esas criaturas rondando por aquí. No podemos fiarnos de que ellos no harán nada, hay que movernos y tener ventaja antes de que ellos lo hagan primero.

La conversación de ayer entre la señora Weber y Hugo cruzo un límite. La manera en que lo juzgaba, sé que lo hace para protegerme, iré sola con él y le preocupa, pero me lo dijo en el café, no hará nada salvo que yo se lo ordene.

Y la mirada de Hugo. Le decepcionaba que ella dijera eso, yo estaría igual si me dijera las misma cosas como a un zutano, esa expresión no era tan nueva en su rostro, el de fruncir las cejas, cada vez mas marcada, debe ser que hace bastante tiempo lo lleva haciendo...

Ambos son dos piezas importantes en mi vida, verlos pelear como lo hicieron ayer me dejo pensando en muchas cosas, tanto de la señora Weber como de Hugo.

¿Es verdad que solo porque alguien haga algo malo, ya sea que fue con una intensión mala o por puro accidente la sociedad los críticas?

Nada es por puro accidente...

¿Un sobrenombre que las personas predisponen de ellos sin saber porqué sucede? ¿La señora Weber en realidad piensa que Hugo podría llegar hacerme algo? ¿Hora mala? ¿Por qué afecta solo a los hombres?

¿Qué le paso a la hija de la señora Weber en la ciudad para que ella no desease que yo no fuera?

―¡Mikela, Hugo ya llego!

Salgo del huracán de preguntas que contiene mi mente, manteniéndome paralizada frente al espejo de mesa donde cepillo mi cabello aun con el camisón puesto.

―¡En seguida bajo!

Termino mi labor con velocidad, el tren parte a la una y media de la tarde y ya son las once de la mañana.

Me despojo de mi camisón, quedando en paños menores, camino al pequeño armario que me ofrece la habitación y saco dos cremas. La ropa que usaré ya se encuentra en la cama gracias a la señora Weber.

Abro el primer tarro de crema, es para las quemaduras o cortes en la piel. Lo unto en todo el extremo de mis brazos y pecho con suavidad, sin manoseos bruscos y pesados. Ya han pasado dos días y el dolor todavía se siente, pero tengo "mejor" movilidad. Luego de eso, me echo la segunda crema, es mas para uso personal que para las quemaduras.

𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐒 (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora