ARANZA:
Quiero que tengan en cuenta 3 cosas específicas de mí en todo momento:
Primera: No soy nada sentimental, al contrario, puedo ser muy directa y cruel.
Segundo: No me doy cuenta nunca de cuando los demás sufren por mi culpa, no sé callarme cuando estoy destruyendo a otros con mis palabras.
Tercero: En realidad, no me importa nada de lo anterior, pero tal vez es bueno que lo sepan.
¿De dónde carajos salió la idea de ponerme a mí a ser entrevistadora ahora?
Maldigo todo lo que existe en esta vida.
No me malinterpreten, pero es que, por mucho que me emocione hacerlo, la idea de estudiar para los finales del semestre en la universidad, preparar la entrevista, preparar las preguntas, analizarlas, pasarlas por correo a mi supervisor, preparar mi proyecto final, limpiar el apartamento porque es mi semana, asistir a clases y tener que ir a varias citas médicas es imposible para cualquier ser humano.
— ¡A la mierda todo y todos! – Grito en mi cuarto como loca cuando el estrés me vence.
— ¡Justo vengo llegando de allá! – Escucho a mi compañera de cuarto. – Me hubieses dicho que querías que te trajera algo.
— Normalmente te amaría, pero estoy al borde de una crisis existencial, así que tus chistes estúpidos te los ahorras. – Respondo.
— Mi amor, tú vives en una crisis existencial 24/7 por 365 días y si el año es bisiesto, nos regalas un comodín especial de estrés por crisis y estrés a todos por tu estrés de ese día. – Contraataca.
Me limito a sacarle el dedo medio mientras le tuerzo los ojos.
— ¡Anda a torcerle los ojos al hueco del culo tuyo! – Me reclama.
¿En algún momento les mencioné que vivo alquilada en un departamento compartido? Pues sí...
— Tenías 3 días fuera. – Le digo. – ¿Por qué pensaste que debías volver? Pudiste quedarte por dónde andabas metida.
— Es que mi sentido arácnido me dijo que ya me extrañabas y que, sin mí, estabas viviendo de ramen para microondas y la verga de Franco. – Responde.
— ¿Qué te hizo pensar que estuvo aquí? – Cuestiono.
— Antes de mentirme, cubre tu cuello, que tú solo dejas que él te deje marcas a lo estúpido. – Señala mi cuello. – Segundo, este cuarto huele a sexo y perfume de hombre, a su perfume para ser más específica. – Recalca. – Ya estoy tan acostumbrada, que sé cuándo estuvo aquí y cuando es otro de tus pañuelos de consuelo.
No dije nada, me quedé sin palabras.
Rebecca es mi compañera de alquiler, hace 2 años que comenzamos a vivir juntas. Es una youtuber e influencer que está ganando reconocimiento poco a poco, que conocí desde hace casi cuatro años en una noche en las calles y me dejó quedarme con ella en aquella oportunidad, yo era una adolescente aún, en aquel entonces y me salvó de pasar una noche en una banca pública o debajo de un puente.
Nos hicimos amigas y dos años después a ella la desalojaron de su antigua casa, yo hui de la mía, así que buscamos algo juntas y terminamos aquí, dos años después, aún tenemos pendiente mudarnos a un mejor sitio.
— Solo se quedó ayer. – Finalmente dije.
— ¿Discutieron? – Me pregunta, apoyada del umbral de la puerta de mi habitación.
— Lo normal. – Dije. – No peleamos, pero siempre es el mismo cuento de que me quiere, yo le digo mentiroso, se molesta y se va.
— El cuento sin fin y ustedes en su limbo. – Dice. – Aunque creo que está perdiendo facultades o efectos en ti, porque antes, cuando te daba lo tuyo, te relajabas, pero hoy estás peor que de costumbre. Tal vez, hasta es bueno, para ver si terminas con todo de una vez.
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Decisiones Que Amo Odiar...
Romance"¿Odio o Amor? Simples decisiones que suelo tomar a la ligera..." Ingredientes para un cliché: ¿Triangulo amoroso? Sí. ¿Enemies to Lovers? Sí. ¿Decisiones impulsivas y estúpidas? Sí. ¿Típico Badboy popular? Más o menos. ¿Típico tercero en discordia...