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El suave sonido de la cascada, el agua fluyendo lentamente y los sonidos de mis alrededores me ayudan a concentrarme un poco mejor. Aunque el meditar siempre me ha sido útil para calmar mis ansias e inquietud está ocasión me es difícil conectar del todo con la fuerza. Algo en mi instinto me mantiene alerta, como si se aproximará algo a la distancia, evasivo e incierto.

Respiro profundo, prefiero no tener visiones fatalistas ni detenerme mucho pensando en ello, simplemente porque me inquieta y según me han dicho tanto el maestro Yoda como mi maestra, Alysa Solberg, no es bueno que mi mente se distraiga con epifanías inciertas. Me obligo a recordar el mantra que siempre repite mi maestra.

"No existe emoción, sólo existe paz. No existe ignorancia, sólo existe conocimiento. No existe pasión, sólo existe serenidad. No existe caos, sólo existe armonía. No existe muerte, sólo existe la Fuerza."

—Debes tranquilizarte, padawan, te noto muy inquieta— susurra la voz de mi maestra.

—Lo sé— susurro abriendo los ojos, se que ha tenido reunión con el consejo y me gustaría saber que es lo que le han dicho, pero no me animo a preguntarle directamente.

Mi maestra, me tomo como su padawan cuando tenía 11 años. Desde entonces, entre una cosa y otra han pasado 10 años donde he aprendido mucho de ella, pero, aun así, siento dentro de mí que aún hay un gran cumulo de conocimientos de los jedi que aún no conozco o comprendo.

—Nos han enviado a una nueva encomienda—dice sentándose a mi lado, asiento saliendo de mi ensimismamiento —también me han dicho que luego de esta realizaras las pruebas para finalizar tu entrenamiento como padawan.

—¿Cree que estoy lista? — pregunto sintiendo como se extiende la emoción como una llama en mi pecho.

—Sé que como cualquier jedi tienes mucho que aprender de la fuerza, Hadara, pero te he enseñado todo lo que está en mis manos, lo que sigue es un camino que debemos recorrer por nuestra cuenta y en su momento en compañía de un joven aprendiz.

—De verdad aprecio que considere que estoy lista— murmuro —y agradezco todo el entrenamiento y enseñanzas que me ha trasmitido.

—Y para mí ha sido un honor haber sido tu maestra— sonrió al tiempo que coloca en mi hombro su mano y lo presiona con cariño, me gustaría poder preguntarle que esperar en las pruebas, que debo esperar, pero se dentro de mí que es algo que no me puede decir —nos vamos a Naboo, a reforzar al maestro Qui-Gon y a su padawan Obi-Wan.

—Tenía entendido que iban en una misión diplomática ¿La federación de comercio piensa realmente desestimar las negociaciones?

—Puede ser, sin embargo, tengo una gran confianza en la capacidad de Qui-Gon— asiento mientras ambas nos ponemos de pie —salimos esta tarde, el maestro Qui-Gon y Obi-Wan partieron esta mañana, ellos hablarán con el virrey de la federación de comercio.

—Supongo que nosotras iremos directas al planeta para cuidar de la reina Amidala, deben temer que sus amenazas vayan más allá de un bloqueo.

—Siempre hay que abarcar todas las posibilidades, padawan, nunca hay que dejar nada al azar.

—Si, maestra— respondo saliendo de la sala de meditación a su lado.

Mientras camino a lado de mi mentora casi puedo recordar mis días de iniciada, cuando solo era un sueño ser la aprendiz de un jedi, salir a diferentes puntos de la galaxia para poder llevar a cabo la misión que tiene la orden, llevar la paz a esos planetas.

No puedo creer que dentro de muy poco finalmente me convertiré en jedi, pasaré a mi siguiente etapa. Tengo deseos de contárselo a alguien, aunque realmente no sé qué tan permitido esté y no hay realmente nadie en el templo a quién quiera decirle.

En cualquier lugar de la galaxiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora