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El jefe Nass resulta ser tan veleidoso como corpulento y su cambio de actitud hacia los naboos es espectacular. En cuando decidió que la reina no se considera superior a él y que su súplica de ayuda a los gungan no podría haber sido más sincera, se apresuró a entrar en acción. El hecho de que los droides de combate le gusten tan poco como a ella también ayuda bastante, por supuesto. Quizá se equivocó al creer que los «chatadroides» no conseguirían encontrar a los gungan en el pantano. Otoh Gunga fue atacada al amanecer, dos días antes, y sus habitantes huyeron de sus casas. Claramente el jefe Nass no es un líder que se queda sentado esperando un nuevo ataque.

El jefe Nass nos lleva fuera del pantano y nos conduce hasta el inicio de las llanuras cubiertas de hierba que se alejan hacia el sur para terminar en Theed, la capital de Naboo, por lo que se decide que cualquier plan se llevará a cabo desde este sitio.

Mientras que el capitán Panaka en compañía de Alysa van a la capital de los naboos a una breve incursión de reconocimiento nos reunimos con Padmé y el jefe Nass para poder enterarnos del plan para intentar liberar a su planeta de la ocupación de la federación de comercio. Por su parte, Anakin no parece saber cómo pasar el rato.

Se que entre dejar a su madre y el planeta donde siempre ha crecido, el rechazo de parte del consejo, el sentirse culpable por la leve discusión entre Qui-Gon y Obi-Wan y ahora la noticia de la verdadera identidad de Padmé hace que lo este pasando mal.

—¡Ellos venir ya! —anuncia el gungan que está montando guardia, mientras que examina las llanuras a través de sus macrobinoculares.

Todos volvemos la cabeza en dirección de donde se acercan los recién llegados. Cuatro deslizadores de superficie cruzan la llanura y se detienen entre las sombras del pantano. El capitán Panaka y varias docenas de soldados, oficiales y pilotos de caza naboos salen de los vehículos, de inmediato Panaka y Alysa se acercan para hablar con la reina.

—Creo que logramos pasar sin ser detectados, alteza —anuncia el capitán, sacudiéndose el polvo de la ropa.

—¿Cuál es la situación? — pregunta la reina mientras los demás forman un círculo alrededor de ella.

—La mayoría de nuestra gente está internada en los campos de prisioneros. Unos cuantos centenares de oficiales y guardias han organizado un movimiento clandestino de resistencia. He traído a todos los líderes que conseguí encontrar.

—Excelente —dice Padmé—. Y los gungan tienen un ejército bastante más grande de lo que imaginábamos —añade, dirigiendo una respetuosa inclinación de la cabeza al jefe Nass.

—¡Ejército muy, muy temible! —gruñe el jefe gungan.

—Lo necesitaremos, el ejército de la Federación también es mucho más grande de lo que pensábamos, y más poderoso. —acota Panaka mirando a la reina con expresión pensativa—. En mi opinión, alteza, no es una batalla que podamos ganar.

Jar Jar Binks, que está escuchando, ya que lo nombraron capitán de los gungan, baja la mirada hacia Anakin y hace girar los ojos con desesperación, supongo que no estaba dentro de sus planes involucrarse de manera tan directa en la batalla. Padmé por su parte no se inmuta.

—No tengo intención de ganarla, capitán. La batalla será una maniobra de distracción. Necesitamos a los gungan para alejar al ejército de droides de Theed, porque así lograremos infiltrarnos en el palacio y capturar al virrey neimoidiano. La Federación de Comercio no puede funcionar sin él. Los neimoidianos son incapaces de pensar por sí mismos. Sin el virrey para darles órdenes, dejarán de constituir una amenaza.

Ella concede unos momentos a los maestros jedi y al capitán Panaka para que mediten su plan para luego volver la mirada hacia el maestro Jinn y a mi maestra.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2022 ⏰

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