Capítulo 21. Danz.

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Me costó mucho trabajo conseguir ese elefante; pero quería que Sep lo tuviera y quiero que tenga algo que yo haya ganado, para que pueda abrazarlo cuando esté en la universidad; así no me extrañará tanto. He sufrido mucho estos días, no quiero alejarme de ella, odio tener que irme lejos; pero es algo que debo hacer. Ella es la mejor, me apoya en todo; aunque sé que sufre tanto como yo.

Danz –Los primeros eran de práctica. –Quiero quedar bien ante ella.

Sep –Sin duda. –Toma el elefante y lo abraza. Mi corazón se estremece al verla, mi Sep es tan dulce. Poder decir "mi Sep" aun es grandioso para mí.

Busco refrescos para poder sentarnos un momento. Sep se levanta de pronto, porque unos niños están a punto de ser colisionados por una bicicleta.

Sep – ¡No! –Ella grita y corre hacía ellos; pero impulsivamente la detengo, justo como lo he hecho tantas veces en mis sueños.

Danz –Sep, Sep; ¿Qué te pasa?

Ella me ve a los ojos y veo el pánico en ellos. De pronto, lágrimas caen por su rostro, colapsa al suelo. La veo jadear intentando buscar aire. Estoy preocupado, no sé que hacer.

Danz –¡Sep! respira Sep.

Sep –Yo la maté, es mi culpa, es mi culpa, yo la maté. Por mi culpa mi mamá no está más en este mundo. Yo corrí detrás de ese estúpido balón y ella me protegió, ¿Cómo pude olvidarlo?, ¿Cómo pude olvidar lo que ella hizo por mi? Es mi culpa, es mi culpa.

Sentí que una daga atravesó mi pecho, ¿Qué acaba de decir?, ¿Qué su mamá murió en un accidente, mientras ella seguía un balón?, No puede ser, esto no. Ella no puede ser esa niña, no, ¿Qué es esto? Está desplomada, llorando intensamente. Puedo ver su dolor, su angustia y yo, yo soy el culpable de todo esto. Siento que cada vez la daga entra más pronfundo en mi pecho.

Sep –Lo siento Danz, debo irme. Necesito hablar con Papá. –Con su voz quebrada logra decirme esas palabras.

Ella se levanta y corre. Me levanto y quiero correr tras ella; pero no puedo, mis piernas no responden. Mi corazón duele demasiado. Sep, mi Sep, la niña de mis sueños y ella son la misma persona. Comienzo a caminar sin rumbo. Yo fui el niño aquel que no pudo salvarla, que lanzó tan fuerte ese balón, que ella no pudo alcanzar. Recuerdo como corrió incesantemente tras él. 

No pude detenerla, no pude, yo, yo... Cuanto lo siento, es mi culpa, todo es mi culpa. Si yo no hubiese estado en la vida de Sep, si ella no hubiese estado conmigo, eso jamás habría ocurrido, jamás habría perdido a su mamá. Todas las ocasiones en que ella ha llorado, han sido mi culpa, mi maldita culpa.

Me doy cuenta que he caminado sin rumbo y estoy frente a la casa de Sep. ¿Por qué?, ¿Por qué mis pies me trajeron hasta aquí? Y traigo este elefante de peluche en mis manos. Veo su casa, no hay nadie. 

Lágrimas brotan de mis ojos, grito, grito fuerte. Estoy furioso y desconlado, ¿Cómo pude ser tan estúpido? Y pensar que podría proteger a Sep, cuando soy la causa de que perdiera a su ser más preciado, ¿Cómo voy a verla a los ojos?, ¿Cómo voy a presentarme ante ella y ver en sus ojos nuestro terrible pasado?, ¿Cómo ella va a perdonarme, por no haberla protegido? Que soberbio fui, al pensar que podría ser feliz, después de mi pasado. Vuelvo a gritar. Me pongo de cuclillas y me aprieto el pecho. Siento como duele mi corazón, en cualquier momento se va a romper.

Danz –Sep lo siento, cuanto lo siento. Perdóname, perdóname Sep.

Soy un miserable. Ella jamás me perdonará y si lo hace, yo siempre le voy a recordar la muerte de su mamá, ¿Cómo puedo ser tan egoísta? Pero la amo, la amo con todas mis fuerzas y este es mi maldito castigo. Jamás, jamás podré volver a verla. Pongo el elefante dentro del portón y camino de regreso a casa. Tengo el alma destrozada. Todos mis temores se volvieron realidad de la manera más cruel posible. Llego a casa.

Sobre Manga y Rock 'N' Roll (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora