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En la noche de los primeros días de noviembre de 1981, un joven pelinegro sentado frente al viejo escritorio, en esa oscura habitación iluminada apenas por un vela que parecía a punto de extinguirse, en su mano diestra una larga pluma negra que mojaba en el tintero para proceder a rasgar el pergamino amarillento mientras con su mano izquierda limpiaba el rastro de lágrimas que se atrevían a escapar de sus oscuros ojos negros.

Recuerdos es lo único que podía poseer y los plasmaba con magia en ese pergamino.



Siempre
He creído lo que me han vendido en la tele y el cine
Qué triste

Una mujer con los ojos negros y cabello aún más negro, sonreía dulcemente a una versión infantil de ella misma y le decía que ella quería para él un amor tan bonito y verdadero como el esas proyecciones.

Quieren
Crea en el para siempre y finales felices

-Mi Severus prometeme que tu vida será como esas películas muggles- le pedía su madre y él siendo un buen niño inocente asentía y las flores marchitas de la mesa volvieron a brillar como el primer día.

En ese momento un hombre entrado en la treintena vió al niño un poco más crecido utilizando magia de forma accidental, el hombre comenzó gritar e insultar a su mujer que protegía al niño con la esperanza de que él no escuchara esas atrocidades, pero acabó con esa mujer inconsciente y el niño abrazándola.

Qué triste

El niño tenía una carta en la mano, feliz se la enseñaba a su madre que también sonreía y le contaba miles de historias sobre ese lugar encantado.

-Los dos sois unos fenómenos no merecen vivir, así dadme las gracias de permitiros vivir junto a mí- escupía el muggle dando una bofetada a la mujer y agarrando al pequeño del cuello para zarandearlo hasta que quedará inconsciente -Eileen, yo no voy a financiar esos ridículos estudios.

Pa ra ra pa ra ra

El pequeño Severus sentado en un compartimento con una niña pelirroja, a la que le contaba emocionado las diversas actividades que su madre realizaba cuando asistía a esa escuela y ella reía.

-Me encantaría ir a Slytherin como...- no terminó de hablar dos niños de su misma edad aparecieron con sonrisas burlonas. Los ojos negros quedaron atrapados en los ojos grises que brillaban como estrellas del joven de piel bornceada y rizos de color chocolate que apesar de su niñez apuntaba maneras para ser todo un galán.

Siempre acabo mal
Y me quiero matar

-¿Slytherin?- preguntó con asco -preferiría ir Hufflepuff antes de tener que convivir esas asquerosas serpientes- dijo con sus palabras envenenadas. El niño era hermoso, pero hiriente y el propio Severus supo que los dos no iban a ser amigos.

Llegó la noche como él mismo había dicho acabó en la casa de las serpientes y el niño de ojos plata lo había empujado junto al niño de gafas haciéndolo caer al suelo raspando sus manos. Estaba solo en su habitación con los donceles cerrados y silenciados con la mano en el pecho y se quedó llorando en silencio.

Porque
Dueles, dueles, dueles
Más de lo que debes

Los años pasaron, el pelinegro ahora era un joven de 15 años tenía una piel cetrina, llevaba una ojeras marcadas y el cabello oscuro sucio por una reciente broma, estaba en uno de los pasillos que lo guiaban a su sala común, pero en su camino se cruzó a unos ya crecidos con sonrisas burlonas y las varitas levantadas.

El pelinegro sacó su varita, pero fue demasiado tarde uno de ellos conjuro un "Slugulus Eructo" y antes de poder decir nada sus cosas cayeron de sus mano y desde su estómago subió una enorme babosa que comenzó a escurrir el suelo, por mucho que lo intentara no podía hacer nada, salvo recoger sus cosas y huir a la enfermería. En su huida escuchó un fuerte golpe y un par de gritos, pero no miró atrás.

Dueles - sniriusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora