Empezando

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Traigo unas ganas enormes de Santi. Desde aquel día con Ana no hemos tenido oportunidad de vernos. Quizá algo rápido ayude a volver a encender esa llama que no quiero que se apague. Le llamé.

—Hola, Santi...
—hola, Fá...
—ven ya... quiero coger...
—llego en 10 minutos... sólo podría como media hora...
—ven... no te pedí todo el día... —más tarde en vestirme que Santi en llegar, y eso que eran las 7 de la mañana —pasa... sube al cuarto
—sí... —subimos al cuarto, cerré la puerta
—listo, ven... —nos empezamos a besar y no perdí el tiempo y le quité la playera y el me despojó de mi pijama en un segundo. Desaboché su pantalón y me ayudó a quitarlo —hoy no te vienes, me la mamas hasta venirme y luego vemos que te hago... ¿entendido?
—lo que pidas...
—acuéstate... —así lo hizo. Se acostó y empezó a tocarse al verme sin ropa ya —no, sin tocarte
—sí... —se detuvo. Yo me senté en su cara, lista para recibir mi mamada del día
—listo... a chupar, Santi...

Puso sus manos en mis piernas para consentirme mejor. Su lengua ya se sabe todos los trucos para comerme rico. Santi sabe complacerme y obedecer. Me lamía todas y a veces su lengua entraba en mí. Yo movía sutilmente mi cadera hacia abajo cuando sentía su lengua entrar. Qué rica forma de empezar la mañana. Santi no paraba de lamer, me tenía empapada y bien lista para llegar con esa lengua. En ocasiones me lamía el culo y yo me erizaba. Empecé a moverme y por fin me hinqué en la cama para dejar caer mi vulva sobre la boca de Santi.

—Sigue, Santi... no te detengas... aaaaah... aaah.. —Mi orgasmo no estaba lejos e iba a hacer que Santiago disfruta de mis jugos y mis nalgas al venirme —aaaaaahh así así así... no no...

Empecé a darme sentones en la lengua de Santiago y él agarro mis nalgas fuermente. Yo empecé a masturbarlo, un regalito por la obediencia, despacito y sin tanta velocidad.

—Aaaah... vo vo... —y con su lengua estimulando su clítoris y sus manos en mis nalgas le deje caer mi orgasmo en la boca —voy aaaah... ¡AAAAH AAAAH SÍ! ¡NO PAREEEES!

Y moviendo mis caderas de atrás hacia adelante, mi clítoris se frotaba sobre lengua y mi peso quedaba sobre su rostro. Seguí moviéndome por unos instantes hasta que de poco me detuve. Me recuperé y me levanté y lo volteé a ver, el se lamía los labios y limpiaba mis fluidos de su boca y barbilla.

—Estuvo muy rico, Santi... ¿crees que te ganaste disfrutar tú?
—lo que tú ordenes, Fati...
—exacto... mastúrbate...
—sí... —y empezó a hacerlo
—quiero ver que tan bien te tocas... y quizá... te ayude... sigue.

Hizo caso. Con su mano izquierda se masturbaba como al revés y con su mano derecha estimulaba sus testículos. Santi se conoce bien. Cambiaba a su mano derecha y aumentaba el ritmo.

—Detente —hizo caso y aproveche y escupí una buena cantidad de saliva sobre su glande —continúa —con su mano esparció mi escupida en su miembro. Se veía firme y brilloso y notaba como estaba cerca de terminar. Se había ganado una ayuda —toma, termina de masturbarte con mis pies...
—gracias, Fátima... pero...
—pero ¿qué?
—¿podría estar yo de pie y tu acostada?
—sí...

Me acosté y puse mis pies al borde la cama. Santi se paró ahí, tomó mis pies y envolvió su miembro con ellos, empezó a cogerse mi pies con gusto.

—Eso, Santi... cógetelos... te lo ganaste... hasta venirte
—sí... sí... gracias... vo...
—shhh, disfruta...

Y siguió cogiéndose mis pies. Sentía su miembro latir entre mis plantas. Me cachondea terrible sentir eso. Empezó a aumentar el ritmo, ya no tardaba.

—Fáti...
—sí, acaba... no pares
—vo.. voy...
—acaba sobre mis dedos, no hagas un desastre
—sí... vo... —empezó a masturbarse sobre mis pies sosteniéndolos con su mano libre —aaah... vo...
—vente, ¡ya!
—¡AAAAH AAAAAH SÍ!

Controlando su orgasmo, varios chorros de semen brotaron del miembro de Santi hasta mis pies. Estaba espeso y caliente. Qué rica forma de iniciar el día.

—Aaaah... eso...
—estuvo riquísimo... lo sé, Santi... ahora limpia —fue por toallitas húmedas y limpió mis pies completamente —también tu miembro —se limpió —ahora, chupa tu premio, Santi... hace mucho no los chupas.

Tomó mis pies y empezó a chupar mis dedos. Adoro la obediencia de Santi. Deje que disfrutara mis pies unos minutos más, lo detuve.

—Listo. Vístete y vete, te llamo después, Santi
—sí, Fátima... cómo tú gustes...

Y se fue. La mejor forma de empezar el día es con un orgasmo. Mañana ya veremos.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2023 ⏰

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