El Fénix que una vez llegó a amar

Za'Ji

La gente estaba en shock por lo sucedido, la sangre abundaba en aquella tétrica escena.

Paralizados no podían articular ninguna palabra, les atemorizaba que pudieran pasar el mismo destino.

Sin embargo se había levantado una gran cortina de polvo que imposibilita la claridad pero algo estaba claro, y era que aquella visión dejaría traumada a la pequeña ahí tirada, vestida con la sangre de aquel hombre.

El resto de ladrones sorprendidos sin saber que había ocurrido sacaron sus armas hacia la silueta del chico sin embargo en un parpadeo el resto de delincuentes fueron asesinados a sangre fría.

-¿...hermanito...?

Fueron las únicas palabras que salieron de su boca cuando todo el polvo se disperso, dejando con ello la clara visibilidad del chico manchado totalmente de sangre sosteniendo por el cuello el cadáver de uno de los ladrones.

De repente se escuchó un grito por parte del varón mientras caía al suelo aterrorizado viendo sus manos.

-Q-que ha pasado...

Sin embargo busco a su hermana con la mirada para así darse cuenta que estaba ilesa, rápidamente fue con ella abrazándola.

Se notaba que su corazón estaba acelerado al mismo tiempo que su cuerpo daba leves temblores, no entendí como todos estaban muertos y tampoco entendía porque tenía el cadáver de uno en su mano.

Al poco tiempo vino la guardia de la ciudad al lugar del incidente quedándose perpleja, cerraron la zona al público mientras ayudaban a los hermanos sin embargo eran testigos importantes por lo que serían llevados al cuartel general donde se les haría preguntas además de limpiarlos.

-Le juro que no tengo idea de cómo ocurrió todo eso. Lo último que recuerdo es ver al líder apuntando a mi hermana a punto de apretar el gatillo y de repente ver todo negro.

Apuntaban sus declaraciones algo confusos, nadie daba explicaciones más claras que esas.

-Capitan, esto es todo lo que pudimos recopilar sobre el caso.

Este viendo lo poco que era suspiro para así ordenar que ya podían liberar a los testigos.

Darzen al oír eso se levantó para ir donde tenían a su hermana, la cual estaba platicando con una novata del cuartel.

-Yo me llamo Lía, ¿tu como te llamas?

Soltando una pequeña risa acarició la cabeza de la niña

-Me llamo Sancia.

Al escucharlo la pequeña sonrió indicándole que le gustaba.

Ahí mismo el chico interrumpía la conversación tocando a la puerta.

-Lia ya podemos irnos.

Asintió para así dirigirse donde su hermano despidiéndose de la chica.

-Gracias por cuidar de mi hermana.

-No hay de que.

Mostrándole una sonrisa de agradecimiento y un pequeño gesto con la mano se dirigió a la salida.

-Hermanito, ¿a qué es hermosa? Sobretodo su cabello blanco.

Soltaba una risa para así asentir

-Si lo es.

La recluta que aún pudo ver eso negó divertida para así ir a acabar los papeles.

-Hey Sancia, parece que eres popular entre los niños.

Comentaba un compañero refiriéndose a la escena que hizo Lía.

-Calla estúpido, tan solo hacia mi trabajo.

Ella mostraba una faceta sería ante sus compañeros aunque por dentro le emocionaba aquello.

-(El hermano es bastante atractivo...pero que dices Sancia tu no puedes sentir amor.)

Resopló y siguió con lo que estaba haciendo.