El silencio reinaba en la casa. Rondaban las siete de la mañana y todos dormían plácidamente. La oscuridad fuera era casi total pues las nubes impedían que las estrellas entregaran su luz.
A causa del frío, todos durmieron en el salón donde, la tarde anterior, encendieron la chimenea de la cual sólo quedaban unas tímidas brasas que amenazaban con apagarse en cualquier instante.
La puerta se abrió poco a poco produciendo chirridos agudos pero casi inaudibles dejando salir un débil foco de luz. La borrosa sombra de una persona atravesaba la sala mezclándose con la oscuridad de la zona contraria a la puerta.
Dando pasos cautelosos, se adentró en la sala haciendo crujir la débil y vieja madera que pisaba. Tomo aire por la boca y pronunció estas palabras:
-¡Bueeeeeeeeenos días Vietnam!- Exclamó Mario encendiendo la luz de golpe.
Todos se levantaron del tirón a excepción de Nacho que seguía roncando y Adrian que, antes de levantarse, maldijo a todos los antepasados de Mario uno por uno.
-¿Qué te pasa?- Dijo Mar irritada.
-¡Buenas noticias, Kesagiri ha encontrado la localización de la Dies Irae!- Anunció eufórico.
-¡De puta madre!- Añadió Luis compartiendo la felicidad de Mario. -¿A dónde tenemos que ir?-
-A París, y parece ser que el centro.-
-Eso es fantástico pero...- Comenzó a decir Víctor. -¿No podrías haber esperado un poco?-
-¿Por qué? ¿Estabais Nayla y tú haciendo manitas en la oscuridad?- Le contestó arqueando una ceja.
Víctor puso rostro de extrañeza, bajó un poco la mirada y se dio cuenta de que Nayla le estaba abrazando una pierna. Ella tampoco se había despertado.
-Oh, qué monos.- Murmuró Iara.
-Antes de ir a ninguna parte tendremos que despertar a este.- Añadió Ana señalando con la cabeza a Nacho.
Luis se rascó la barbilla pensativo.
-Se me ocurren varias formas de despertarle y cada una más cruel que la anterior.- Dijo él.
-Está prohibido el uso del fuego.- Dijo Iara con la mayor expresión de dominante posible.
-Jo...-
-Yo tengo una idea.- Dijo Adrian dibujando en su cara una sonrisa que no inspiraba nada bueno. —Nix ¿dónde estás?-
-Estoy aquí.- La suave y calmada voz de Nix surgió de entre un montón de mantas junto con un pequeño brillo.
Adrian la cogió y se la ajustó a la mano mientras se colocaba al lado de Nacho.
-Parfait...- Murmuró.
Los finos hilos de Nix comenzaron a baja poco a poco. Debido a sus movimientos sinuosos parecían serpientes bajando de la rama de un árbol.
Todos observaban en silencio.
Una de las cuerdas, al entrar en contacto con la mano derecha de Nacho, se volvió casi invisible a la vez que se aferraba por algún tipo de enlace mágico. Otro hilo se enganchó en su antebrazo y otro a la altura de la frente.
Adrian rió de forma malévola durante una fracción de segundo.
Comenzó a mover los dedos con gracilidad y, como si de un títere se tratara, Nacho se movía al compás aun estando dormido.
Muchos soltaron una exclamación de asombro.
Adrian le levantó ligeramente el torso mientras alzaba también el brazo a la altura del hombro. Alejó poco a poco y, para terminar, hizo que se abofeteara en un golpe seco.
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2. Camino del guerrero
ActionContinuación de "Camino de los espíritus" (Esta historia se centrará en Luis y Víctor)